| Oh, que te vaya bien, mi amor verdadero
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| Me voy, la primera hora de la mañana
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| Estoy con destino a la Bahía de México
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| O tal vez la costa de California
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| Entonces, que te vaya bien, mi verdadero amor
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| Nos encontraremos otro día, otra vez
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| No es la partida lo que me duele
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| Pero mi verdadero amor, que está destinado a quedarse atrás
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| El clima está en mi contra y el viento sopla fuerte
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| La lluvia se está convirtiendo en granizo
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| Todavía podría tener suerte en una carretera que va al oeste
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| Aunque estoy viajando en un sendero solitario
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| Entonces, que te vaya bien, mi verdadero amor
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| Nos encontraremos otro día, otra vez
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| No es la partida lo que me duele
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| Pero mi verdadero amor, que está destinado a quedarse atrás
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| Te contaré de las risas y los líos
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| Ya sea de otra persona o de la mía
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| Con las manos en los bolsillos y el cuello del abrigo alto
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| Viajaré desapercibido y desconocido
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| Entonces, que te vaya bien, mi verdadero amor
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| Nos encontraremos otro día, otra vez
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| No es la partida lo que me duele
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| Pero mi verdadero amor, que está destinado a quedarse atrás
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| He oído hablar de un pueblo, donde bien podría estar atado
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| Abajo alrededor de las llanuras mexicanas
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| Dicen que toda la gente es amable allí.
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| Todo lo que te piden es tu nombre
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| Así que, que te vaya bien, mi verdadero amor
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| Nos encontraremos otro día, otra vez
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| No es la partida lo que me duele
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| Pero mi verdadero amor, que está destinado a quedarse atrás |