| Mi tío y yo bajamos a caballo
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| Desde Colorado, con destino al oeste de Texas.
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| Y paramos en Santa Fe.
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| Siendo el punto, aproximadamente a mitad de camino.
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| Y además, era la parte más calurosa del día.
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| Llevamos a nuestros ponis a un establo.
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| Fui a los chicos del bar, conseguí bebidas para todos.
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| Dos días en la silla de montar, me dolía el cuerpo.
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| Siendo verano, me quité la camisa,
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| Y trató de lavar un poco de esa suciedad polvorienta.
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| Vaqueros del oeste de Texas, por toda la ciudad.
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| Con oro y plata, están cargados
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| Recién llegado del rodeo, parecía una pena.
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| Entonces mi tío comienza un juego amistoso.
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| High-low Jacks y el ganador se lleva las ganancias.
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| Desde el principio el tío empieza a ganar
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| Esos vaqueros de Texas estaban locos como el pecado
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| Algunos dicen que está haciendo trampa, pero eso no puede ser.
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| Porque mi tío es tan honesto como yo.
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| Y soy todo lo honesto que puede ser un hombre de Denver.
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| Uno de esos vaqueros, se pone a dibujar,
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| Agarré una botella, le di una palmada en la mandíbula.
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| Me disparé otro, no envejecerá.
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| En la confusión, el tío agarró el oro,
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| Y lo seguimos hasta México.
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| Ahora Dios bendiga a los vaqueros y Dios bendiga al oro.
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| Dios bendiga a mi tío y descanse su alma.
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| Me enseñó bien muchachos, me enseñó todo lo que sé.
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| Me enseñó tan bien que agarré ese oro,
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| Y lo dejé tirado allí a la vera del camino. |