| La dama llega a la puerta vestida de lavanda y cuero.
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| Mirando al norte hacia el mar, encuentra buen tiempo
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| Oye las campanas del campanario sonando a través del huerto.
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| Todo el camino desde la ciudad
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| Ella mira volar a las gaviotas
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| Plata en el océano cosiendo a través de las olas
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| Los bordes del cielo
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| Mucha gente deambula por las colinas
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| De todo tu alrededor
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| Inventando tus recuerdos y pensando que te han encontrado
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| Te cubren con velos de maravilla como si fueras una novia
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| Los jóvenes que sostienen violetas tienen curiosidad por saber si has llorado.
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| Y decirte por qué
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| Y preguntarte por qué
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| De cualquier forma que respondas
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| Encaje alrededor de los cuellos de las blusas de las damas
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| Flores de un amigo español de la familia
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| El bordado de tu vida te retiene y te mantiene fuera pero sobrevives
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| Encarcelado en tus huesos
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| Detrás de las ventanas de cola de pescado de tus ojos
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| Y en la noche las ruedas de hierro rodando bajo la lluvia
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| Por las colinas a través de la hierba alta hasta el mar
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| Y en la oscuridad las duras campanas repican de dolor
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| Ven solo
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| Incluso ahora junto a la puerta con tu largo cabello ondeando
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| Y los colores del día que yacen a lo largo de tus brazos
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| Debes cambiar tu vida para asegurarte de que estás viviendo
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| Y la multitud que ha venido
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| les das los colores
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| Y las campanas y el viento y el sueño
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| ¿Nunca habrá un príncipe que cabalgue por el mar y las montañas?
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| Esparciendo la arena y la espuma en fuentes de amatista
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| Cabalgando por las colinas desde la playa en la larga hierba de verano
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| ¿Sosteniendo el sol en sus manos y rompiendo la cola de pescado?
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| Día y noche y día otra vez y la gente viene y se va para siempre
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| Mientras el mar resplandeciente de verano baila en el cristal de tu espejo
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| Mientras buscas en las olas el amor y en tus visiones una señal
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| El nudo de lágrimas alrededor de tu garganta se está cristalizando en tu diseño
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| Y en la noche las ruedas de hierro rodando bajo la lluvia
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| Por las colinas a través de la hierba alta hasta el mar
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| Y en la oscuridad las duras campanas repican de dolor
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| Ven solo
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| Vente solo... conmigo. |