Información de la canción En esta página puedes encontrar la letra de la canción Beside the Rio Grande, artista - Strawbs. canción del álbum Deep Cuts, en el genero Иностранный рок
Fecha de emisión: 05.05.2006
Etiqueta de registro: Witchwood
Idioma de la canción: inglés
Beside the Rio Grande(original) |
It happened rather suddenly that the Preacher came to town |
With stories from the Testaments of men of great reknown |
With his box of patent medicines he swore to cure all ills |
From the lameness in the horses, to the children’s colds and chills |
And he had along his Indian wife and a country music band |
Who sang of peace and brotherhood beside the Rio Grande |
Now the Preacher quickly gathered sick and poor from miles around |
Who came to him for comfort and to hear his country sound |
But the mayor thought he was trouble when he spoke against the law |
And he saw the growing power of the crowds that he could draw |
And he worried when the Preacher bought himself a plot of land |
To settle with his family beside the Rio Grande |
The saloon was pretty crowded and the stakes was a-running high |
And the girls sang sentimental songs that made us cowboys cry |
We began to criticise the Preacher marrying a squaw |
And how could he associate with cripples, drunks and whores |
And in a crazy fit the Preacher scattered chips and winning hands |
And condemned it as a den of vice beside the Rio Grande |
Now the boys were drunk and rowdy, and mostly pretty mean |
And we dragged him to the sidewalk and whipped his shoulders clean |
We said he was responsible for bringing on the drought |
That had burned off all the spring grass and had wiped the young herd out |
The sheriff would not get involved, the law could take no hand |
The Preacher had not harmed a soul |
We pegged him on the hillside alongside two Apache braves |
Who’d been given picks and shovels and been made to dig their graves |
And when he asked for water stood and pissed around his feet |
While his tongue swelled up and blackened in the burning desert heat |
And someone said we ought to mark the Preacher with a brand |
To show that he did not belong beside the Rio Grande |
Then the sky began to darken and a breeze whipped up the dust |
And some of us were frightened while others swore and cursed |
And the Preacher said a few words with his final dying breath |
About forgiving us for what we had done to bring about his death |
And as the night began to fall we covered him with sand |
And left his weary bones to bleach |
(traducción) |
Sucedió bastante repentinamente que el Predicador llegó a la ciudad |
Con historias de los Testamentos de hombres de gran renombre |
Con su caja de medicinas patentadas juró curar todos los males |
Desde la cojera de los caballos, hasta los resfriados y escalofríos de los niños |
Y tenía consigo a su esposa india y una banda de música country |
Que cantó de paz y hermandad junto al Río Grande |
Ahora el Predicador reunió rápidamente a enfermos y pobres de millas a la redonda |
Que vino a él en busca de consuelo y para escuchar el sonido de su país |
Pero el alcalde pensó que era un problema cuando habló en contra de la ley. |
Y vio el poder creciente de las multitudes que podía atraer |
Y se preocupó cuando el Predicador se compró un terreno |
Para establecerse con su familia a orillas del Río Grande |
El salón estaba bastante lleno y había mucho en juego. |
Y las chicas cantaban canciones sentimentales que nos hacían llorar a los vaqueros |
Empezamos a criticar que el Predicador se casara con una squaw |
¿Y cómo podía relacionarse con lisiados, borrachos y putas? |
Y en un ataque de locura, el Predicador esparció fichas y manos ganadoras |
Y lo condenó como una cueva de vicio al lado del Río Grande |
Ahora los chicos estaban borrachos y ruidosos, y en su mayoría bastante malos. |
Y lo arrastramos hasta la acera y le limpiamos los hombros con latigazos. |
Dijimos que él era el responsable de provocar la sequía. |
Eso había quemado toda la hierba de primavera y había acabado con la manada joven. |
El sheriff no se involucraría, la ley no podría tomar ninguna mano |
El Predicador no había dañado un alma |
Lo atamos en la ladera junto a dos valientes apaches. |
A quienes les habían dado picos y palas y los habían obligado a cavar sus tumbas |
Y cuando pidió agua se puso de pie y orinó alrededor de sus pies |
Mientras su lengua se hinchaba y ennegrecía en el calor abrasador del desierto |
Y alguien dijo que deberíamos marcar al Predicador con una marca |
Para demostrar que no pertenecía al lado del Río Grande |
Entonces el cielo comenzó a oscurecerse y una brisa levantó el polvo |
Y algunos de nosotros nos asustamos mientras que otros juraron y maldijeron |
Y el Predicador dijo unas pocas palabras con su último aliento agonizante |
Sobre perdonarnos por lo que habíamos hecho para provocar su muerte |
Y como la noche comenzaba a caer lo cubrimos con arena |
Y dejó sus huesos cansados para blanquear |