| El barquero se levantó al son de los latidos de su corazón
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| En voz alta en el acercamiento silencioso del amanecer
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| Miró a través de la ventana la niebla en el lago.
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| Que colgaba como un sudario en la quietud de la mañana
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| Las telarañas de plata hiladas con el rocío
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| Colgado de los arbustos en esplendor de filigrana
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| Y nenúfares dormidos en el lago
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| se reflejaban tan delicadas, tranquilas y tiernas
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| El barquero suspiró mientras caminaba por el bosque.
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| Al lugar donde su barco estaba amarrado a una estaca
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| El sonido hueco cuando sus pasos resonaron
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| Hasta que el sonido se perdió en el lago
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| Él soltó, empujando el bote desde la orilla
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| Mirando una cabeza a través de la neblina húmeda y pegajosa
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| Pensó que vio extrañas formas arremolinadas
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| Un truco para los ojos que la niebla suele jugar
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| Tan decidido estaba el barquero en cruzar el lago
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| Que no se dio cuenta de la corriente que fluía
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| Dirigiendo su barco desde lugares familiares
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| Fue remolcado con firmeza, pero de alguna manera sin saberlo.
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| De repente, la niebla pareció disiparse
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| Suficiente para mostrar al barquero una piscina
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| Que nunca había visto en toda su vida
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| Antinaturalmente profundo, negro y silencioso, y fresco
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| La camisa del barquero se le pegaba a la espalda
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| Estaba sudando tanto por el esfuerzo como por el miedo.
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| Tuvo la sensacion de que alguien miraba
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| Sintió la presencia de alguien cerca
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| Una fuerza invisible le impidió moverse.
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| La fuerza de sus brazos fue completamente minada
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| Los arbustos retorcidos convergieron alrededor del lago
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| Como un pez en una red, estaba atrapado
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| De repente fuera del agua delante de él
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| La forma fantasmal de una doncella apareció
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| Vestido con túnicas resplandecientes y radiantes
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| La doncella se materializó mientras se acercaba.
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| El cabello que finamente coronaba su cabeza
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| Era un halo de oro reflejando el sol
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| Todas las hermosas mujeres del tiempo
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| se formaron todos a la vez en uno |