| Día día día día día…
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| Día día día día día…
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| El día siguiente
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| La misma enfermera está de pie de espaldas a mí en cada último
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| Hasta la última parada de autobús que pasa (x4)
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| Solo que esta vez, lo que parece un pequeño fajo de billetes con alas de murciélago
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| Flotando justo a su lado
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| Están unidos por una estrecha espoleta,
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| debajo descansa un gran
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| indiferente fruta cerosa mirada inmóvil
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| Sobre una columna corintia de tres cuartos de longitud
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| A la izquierda, está la pierna izquierda de una mujer «derecha» bastante en forma,
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| enterrado hasta los muslos en los sagrados terrenos de la parada de autobús con astillas de madera
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| La pierna de la dama plantada que se ve limpia y afeitada y caliente.
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| gotas de sudor en la pantorrilla bajo el sol amplificado de la avenida negra
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| un tacón alto de color azul ojo sobresale en su extremo visible
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| Y así te bajas
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| encontrar dos palos discutiendo en silencio
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| ante un auto de policía estacionado en doble fila y obviamente sin identificación
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| la carne de la cabeza hinchada de dos grandes hombres de negocios, flotando sobre ellos
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| un buen pie o dos de cordel colgando de sus gargantas atadas,
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| corriendo hacia abajo en sus bocas ahuecadas del cuello de la camisa de vestir
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| Los escuchas murmurar algo serio sobre
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| la emoción de segunda mano
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| y luego viene algo así como direcciones semi-poéticas
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| un manera hacia abajo el comercio. |
| luego gire, muerto directamente en cenizas
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| Y así caminas,
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| prediciendo todos los presentes posibles en ever to bits, y viceversa
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| de la cama a las cuentas no ves nada mas
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| hoyo dentro (x10)
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| Hace mucho tiempo que se fue (x8)
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| Desde la cama hasta las facturas no ves nada más que hoyo dentro del hoyo
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| Y una alimentación innegable
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| Desde la cama hasta las facturas no ves nada más que hoyo dentro del hoyo
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| y mas esto
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| Una pistola de mano bañada en miel toda cubierta de hormigas,
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| tiembla en una columna corintia de tres cuartos de longitud |