| Solía despertar y correr con la luna
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| Viví como un libertino y un joven
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| Cubrí a mis amantes con flores y heridas
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| Mi risa, el diablo asustaría
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| El sol, vendría y me golpearía de nuevo
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| Pero cada día cruel tenía su anochecer
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| Daría la bienvenida a las estrellas con vino y guitarras
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| Lleno de fuego y olvidadizo
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| Bueno, mi cuerpo estaba afilado, el aire oscuro limpio
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| y ultrajar a mi alegre compañero
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| Y susurrando mujeres, qué dulces parecían
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| Arrodillándose para que yo les ordene
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| Y el tiempo era como el agua pero yo era el mar
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| Y nunca me había dado cuenta de que pasaba
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| Excepto por el cambio de la noche al día
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| Y el cambio de día en maldición
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| Me miras ahora y no creas que no sé
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| Lo que todos tus ojos están diciendo
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| Así que quiere que creamos estos desvaríos y mentiras
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| ¿Solo trucos que su cerebro ha estado jugando?
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| Un amante de las mujeres, apenas puede soportar
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| Tiembla, se dobla y se rompe
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| Pues he caido, es verdad pero te digo
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| Mantenga sus lenguas hasta después de que haya hablado
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| Estaba tomando mi orgullo en los placeres que había conocido
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| Me reí y pensé que sería perdonado
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| Pero mi risa giró alrededor de mis ojos ardiendo y dijo
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| Mi amigo, vamos a celebrar una boda
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| Y enterré mi cara pero habló una vez más
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| Es de la noche al día en que somos vinculantes
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| Y ahora el aire oscuro es como fuego en mi piel
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| E incluso la luz de la luna es cegadora |