| Siéntate en ese taburete, escucha el can't de un tonto
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| Y un extraño cuento te contaré
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| De un tiempo en que viví en la cima de una colina
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| Debajo de las cámaras funerarias que ves
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| Un sábado por la noche me levanté en mi bicicleta
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| Para ir a un baile en el pueblo
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| salgo a las siete para estar alli a las once
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| Sin pensar en la lluvia cayendo
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| Mientras subía la colina, la lluvia comenzó a derramarse
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| Así que para refugiarme tuve que recurrir
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| Helter skelter fui mientras cuesta abajo aceleré
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| A los árboles en el viejo fuerte de las hadas
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| Detuve mi bicicleta para ser un árbol en la queja
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| Para encontrar refugio fuera de la tormenta
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| La lluvia cayó y como piedras golpearon el suelo
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| Pero fue grandioso estar seco en esa tormenta
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| Estaba soñando con días mejores
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| Cuando una voz dice sucia vieja noche
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| Me caí sobre mi bicicleta, me asusté tanto
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| Cuando la voz fantasmal me invitó a la noche
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| Salté con un sobresalto. No le di a la tormenta un pensamiento.
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| Mientras el granizo marcaba un ritmo sobre mí
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| Y miré al árbol que me había hablado
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| No había un cuerpo allí que pudiera ver
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| La voz que había oído no dijo ni una palabra más
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| Como el pelo de la cabeza se paró sobre mí
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| Y dije un «Padre Nuestro» mientras pedaleaba mucho más rápido
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| Lejos de ese árbol embrujado fantasma
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| Durante semanas y semanas después con nervios un desastre
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| En ninguna parte cerca de ese camino iría
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| Y desde el anochecer hasta la noche temblaría de miedo
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| Del árbol que me había perseguido tanto
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| Ahora cada vez que voy a un baile en la ciudad
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| Me aseguro de no detenerme en el camino
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| Para estar a las once sigo saliendo a las siete
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| Pero voy por otro camino |