| El te observa desde donde se sienta
|
| Tú, te enerva, pierdes el juicio
|
| Él, él te enciende con ojos de llama
|
| A ti, te excita, te gusta el juego
|
| Y yo, en mi silla, aunque casi no hablo
|
| Me doy cuenta de cada insinuación
|
| Y yo, en mi silla, me da miedo
|
| Al ver el final tan cerca
|
| Él, por ganarte, te corteja con estilo
|
| Tú, sigues sonriendo tímidamente
|
| El, con su presa en coto de caza
|
| Tú, solo lamentas que esté cerca...
|
| Y yo, en mi silla, aunque casi no hablo
|
| Veo lo bien que lo está haciendo
|
| Y yo, en mi silla, trato de esconderme
|
| El temor que tengo dentro
|
| Él, sus ojos halagan, tus miradas tocan
|
| Tú, ahora hablas demasiado
|
| El, como un gitano, da una serenata
|
| Tú, te vuelves borracho, tu risa cae en cascada
|
| Y yo, en mi silla, aunque casi no hablo
|
| Mi corazón está a punto de llorar
|
| Y yo, en mi silla, mi corazón comprende
|
| Mi amor ahora está cambiando de manos
|
| No, no, no es nada, tal vez un poco cansado solo
|
| De nada, ¿por qué lo preguntas? |
| De lo contrario…
|
| Esta fue una noche hermosa, sí, de hecho, una noche hermosa. |