| Los años pasan lentamente, lorena
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| La nieve está sobre la hierba otra vez
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| El sol está bajo en el cielo, lorena
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| La escarcha brilla donde han estado las flores
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| Pero mi corazón late tan cálidamente ahora
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| Como cuando los días de verano estaban cerca
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| El sol nunca puede sumergirse tan bajo
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| O abajo afectos cielo sin nubes
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| Han pasado cien meses, lorena
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| Desde la última vez que sostuve esa mano en la mía
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| Y sintió el pulso latir rápido, lorena
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| Aunque el mío latía más rápido que el tuyo
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| Cien meses, fue un mayo florido
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| Cuando subimos la pendiente montañosa subimos
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| Para ver la muerte del día
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| Y escuchar el repique de campanas de la iglesia distante
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| Nos amábamos entonces, lorena
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| Más de lo que nunca nos atrevimos a contar
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| Y lo que pudimos haber sido, lorena
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| si nuestros amores hubieran prosperado bien
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| Pero entonces, es pasado, los años se han ido
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| No llamaré a sus formas sombrías
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| Yo les diré: «¡años perdidos, duérmete!
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| ¡Dormir en! |
| ni prestar atención a las tormentas torrenciales de la vida
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| La historia de ese pasado, lorena
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| ¡Pobre de mí! |
| no me importa repetir
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| Las esperanzas que no pudieron durar, lorena
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| Vivían, pero solo vivían para engañar
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| No causaría ni un arrepentimiento
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| Para irritar en tu pecho ahora
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| Porque «si lo intentamos, puede que nos olvidemos
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| Fueron tus palabras hace muchos años
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| Sí, estas fueron palabras tuyas, lorena
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| Queman en mi memoria todavía
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| Tocaron unas cuerdas tiernas, lorena
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| que se estremecen y tiemblan de arrepentimiento
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| No fue tu corazón de mujer el que habló
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| Tu corazón siempre fue fiel a mí
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| Un deber, severo y apremiante, rompió
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| El lazo que unía mi alma contigo
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| Poco importa ahora, lorena
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| El pasado está en el pasado eterno
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| Nuestras cabezas pronto se agacharán, lorena
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| La marea de la vida se está agotando tan rápido
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| ¡Hay un futuro! |
| ¡ay, gracias a dios!
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| ¡De la vida esto es una parte tan pequeña!
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| Es polvo a polvo debajo del césped
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| Pero allá, allá arriba, es de corazón a corazón |