| Estaba lloviendo por la noche, y yo estaba dormitando
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| En la mesa de velas, el cabo se quemó
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| Silenciosamente, de repente, mi ventana se abrió
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| De repente se hizo luz en mi pequeña habitación.
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| Pasó el lúpulo, me puse sobrio en ese momento
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| Y un viejo descalzo entró en mi ventana
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| En harapos blancos y con barba gris
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| Se inclinó y dijo ven conmigo
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| En el mundo de donde vengo
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| Aquí encontrarás lo que te privan.
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| ¿Vivirás en jardines de hadas?
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| Siempre hay luz y siempre hay primavera
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| Pájaros de maravillosa belleza vuelan allí
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| Los animales importantes deambulan y las flores florecen
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| La música de las flautas mágicas fluye
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| No hay pena ni sufrimiento.
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| Encontrarás la paz, encontrarás el amor.
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| Tu sangre nunca se enfriará allí
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| Y no perderás la cabeza allí.
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| ¡Pues dame la mano, pues ven conmigo!
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| Salté del sofá, agarré un vaso
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| Furioso, se lo arrojó al anciano con una floritura.
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| La barba está despeinada, los harapos están en la sangre,
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| ¡Dura y salvajemente golpeé al viejo!
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| Le di una patada al anciano sin descanso:
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| ¡Pobre viejo, no te llamé!
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| Odio la luz, no me gustan las flores,
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| ¡Mis animales son ratas topo!
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| ¡Tu insípido paraíso me resulta aburrido y repugnante!
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| ¡Amo la lluvia de otoño, odio mayo!
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| Y mi libertad es una bomba podrida
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| ¡El derecho a escupir sangre en el hocico de la existencia!
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| Líneas quebradas - ¡mi pintura!
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| Y mi basura es mi cocina
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| En espejos torcidos mi amor vive
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| Y mi alma es hielo en bruto.
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| Durante mucho tiempo, el viejo se deshizo y yo vencí todo.
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| Taburetes estantes, espejos.
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| Fuera de la ventana rota, la lluvia lloviznaba,
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| Pues jodí los muebles hasta la mañana... |