| Inmediatamente vi de la cintura para abajo
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| Pantalones estirados como el acero
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| Olor a España y burdeles franceses
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| En los ojos, fuegos lejanos
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| Llevaba todo, carne y futuro
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| La sangre caliente de su deseo
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| El fuego sagrado de otra aventura
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| Y la daga debajo del cinturón
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| Y sobre el pecho quemado por el sol
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| Ya me sentía como si estuviera en alta mar
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| Y el hilo dorado de su saliva
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| hubiera sido mi web
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| con que atarme a su recuerdo para siempre
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| Escupiendo esta vida hecha de nada
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| De esa piel tan dura como una cuerda
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| Que codicioso fui, que codicioso fui
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| Los marineros entre los dedos
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| Tienen un dulce sueño de violencia infinita
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| El marinero me miró
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| Y dentro de su garganta murió mi sed
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| y lo hubiera bebido
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| me hubiera gustado arriba como un toro bravo
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| Pero el coraje me faltó y por debajo de la falda
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| Comprendí lo ángel que era y yo era virgen y puta
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| Inmediatamente lo vi en un bar del puerto.
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| Y mi alma estaba sin aliento
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| yo tambien queria probar ese veneno
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| Hazme arrancar la dulzura del pecho
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| Y hundirse en una noche de rabia
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| Descubre otro mundo en la arena
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| Un poco de infierno para calentar mis venas
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| Y un poco de miel, un poco de miel
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| Los marineros entre los dedos
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| Tienen un dulce sueño de violencia infinita
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| El marinero me miró
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| Y dentro de su garganta murió mi sed
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| y lo hubiera bebido
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| me hubiera gustado arriba como un toro bravo
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| Pero el coraje me faltó y por debajo de la falda
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| Comprendí lo ángel que era y yo...
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| Los marineros entre los dedos
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| Tienen un dulce sueño de violencia infinita
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| El marinero me miró
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| Y dentro de su garganta murió mi sed
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| y lo hubiera bebido
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| me hubiera gustado arriba como un toro bravo
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| Pero el coraje me faltó y por debajo de la falda
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| Comprendí lo ángel que era y yo...
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| El marinero me miró... |