| Temprano una mañana con tiempo para matar
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| Tomé prestado el rifle de Jeb y me senté en la colina.
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| Vi a un jinete solitario cruzando la llanura
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| Le saqué una cuenta para practicar mi puntería
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| El rifle de mi hermano se disparó en mi mano
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| Un disparo resonó a través de la tierra
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| El caballo que mantuvo corriendo, el jinete estaba muerto
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| colgué la cabeza, colgué la cabeza
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| salí corriendo a despertar del sueño
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| Y el rifle de mi hermano se fue al arroyo
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| Seguí corriendo hacia las tierras saladas
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| Y ahí es donde me encontraron, mi cabeza en mis manos
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| El sheriff me preguntó «¿Por qué había corrido?»
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| Entonces me vino a la mente lo que había hecho
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| Y todo sin razón, solo una pieza de plomo
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| colgué la cabeza, colgué la cabeza
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| Aquí en el juzgado, todo el pueblo está ahí
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| Veo al juez en lo alto de su silla
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| «Explícale a la sala lo que te pasó por la cabeza
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| Y le preguntaremos al jurado qué veredicto encuentran»
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| Dije «Sentí el poder de la muerte sobre la vida
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| Dejé huérfanos a sus hijos, enviudé a su mujer
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| Les pido perdón, ojalá estuviera muerto»
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| colgué la cabeza, colgué la cabeza
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| Temprano una mañana con tiempo para matar
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| Veo la horca en lo alto de la colina
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| Y en la distancia un truco del cerebro
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| Veo un jinete solitario cruzando la llanura
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| Ha venido a buscarme para ver lo que han hecho.
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| Cabalgaremos juntos hasta que llegue el Reino
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| Rezo por la misericordia de Dios porque pronto estaré muerto
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| colgué la cabeza, colgué la cabeza |