| Lo vi de nuevo esta tarde
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| Vela negra en un cielo amarillo pálido
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| Y así como antes en un momento
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| Se había ido donde vuelan las gaviotas grises
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| si vuelve a pasar me preocupare
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| Que solo un barco extraño podría volar
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| Y mi cordura escanea el horizonte
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| A la luz del cielo que se oscurece
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| Esa noche mientras caminaba en mi sueño
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| Me metí en la playa del mar
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| Y nadé con la luna y su amante
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| Hasta que perdí de vista la tierra
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| nadé hasta que la noche se convirtió en mañana
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| Vela negra en un cielo enrojecido
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| Me encontré en la cubierta de un barco rodante
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| Tan lejos donde no vuelan las gaviotas grises
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| Todo a mi alrededor era silencio
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| Como si se burlara de mis frágiles esperanzas humanas
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| Y un signo de interrogación colgado en el lienzo
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| Por el viento que había muerto en las cuerdas
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| Puede que haya dormido una hora
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| Puede que haya dormido por un día
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| Porque amanecí en una cama de lino blanco
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| Y el cielo era del color de la arcilla
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| Al principio solo un susurro de lona
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| Y el más suave aliento en mi cara
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| Pero una línea galopante de caballos blancos
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| Dijo que pronto estaríamos en una carrera
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| El suave suspiro se convirtió en un aullido
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| Y el cielo gris ella enfureció a negro
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| Y mis ojos ansiosos buscaron el horizonte
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| Con el mar reunido a mi espalda
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| ¿Vi la sombra de un marinero
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| ¿En el puente a través del panel de la timonera?
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| Aferrado al timón del barco oscilante
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| Mientras entrecerraba los ojos bajo la lluvia
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| Porque el barco se había convertido en el viento
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| Contra la tormenta para prepararse
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| Y debajo del sombrero de marinero
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| vi la cara de mi padre
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| Si hoy se pronuncia una oración
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| Por favor, ofrézcamelo
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| Cuando el puente al cielo se rompe
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| Y estás perdido en el salvaje mar salvaje
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| Y estás perdido en el salvaje mar salvaje |