| Competición de clavados en el Mediterráneo
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| Gallesini y el intrépido Gran
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| Aquí está la roca más alta del mundo.
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| Echaron suertes para el acto gozoso
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| Es un domingo del 29 en la central a pie en seis horas
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| La foto del tren del bastardo calvo con él demasiado tarde entrena
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| Y en la playa hay muchas mujercitas
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| Pero algunos chicos espiaron la cabaña.
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| Mientras el vigilante con la escoba en la mano
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| Llevar la toalla a las mujeres.
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| Señorita si lo permite, y esos tipos ya estaban esposados.
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| Y a contraluz un bañista serio aplaudía al régimen naciente
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| Escucho en la radio una voz que va
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| Persecuciones para los que no están
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| Cambio la frecuencia que sintonizo a seis
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| Diez canales siempre estás tú
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| Los dos héroes listos para la hazaña.
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| En la orgullosa cabeza de un majestuoso navegante
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| Disfraz de moda con bigote hasta la rodilla.
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| Van a la roca remando en un bote
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| Las señoritas fascinadas por la costa las miran embelesadas
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| Mientras algunos jóvenes camaradas quieren distraerlos con lucios verdes
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| Y en la roca, justo en la cima, el Gallesini se sumerge primero
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| Una gran zambullida la playa se alegra
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| Sigue la carrera y se tira la segunda
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| No programado mi tío después del Gran
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| Saluda con orgullo, pero como un acompañante.
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| Un tiro certero le da en el pecho y lo gana para el clavado perfecto
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| Escucho en la radio una voz que va
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| Persecuciones para los que no están
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| Cambio la frecuencia que sintonizo a seis
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| Diez canales siempre estás tú
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| Escucho en la radio una voz que va
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| Persecuciones para los que no están
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| Cambio la frecuencia que sintonizo a seis
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| Diez canales siempre estás tú |