| El viento va llorando voces y llenan mis velas tatuadas
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| Tal vez Dios en gracia se regocija cuando otro pecador falla
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| Ella dice «Hablas como un loco, paralizado por la aurora boreal
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| Hay una película rondando tu cabeza, llámala 'Cuarenta días y noches'»
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| Durante cuarenta días y cuarenta noches en el vientre de mi ballena
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| Estaba esposado alto en mi propia negación y una lista negra de traiciones
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| He inclinado la cabeza en silencio, clavado dentro de «Creencia»
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| Crucificado por las certezas y el justo dolor ardiente
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| He viajado con los santos, los mundanos y los sabios
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| Cariño, tal vez estábamos más cerca de lo que nunca nos dimos cuenta
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| Durante cuarenta días y cuarenta noches luché aquí con mis apetitos
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| Presionado contra tus puertas de perlas con tal promesa de delicias
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| Pero por todos estos votos al cielo, ¿cuántos cambian sus caminos?
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| Y prefiero temblar en tus ojos que no sentir nada en tu mirada
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| Si rechace toda ambición, si renuncie a las partes de dos bits
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| Si el precio fuera la verdadera perdición, hombre, lo sabía desde el principio.
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| He terminado con sentimientos de impotencia y he escalado tus paredes insensibles
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| Donde los silbidos, las burlas y las palizas rompen estas almas rotas intercambiadas
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| Donde las sombras saltan los techos en la bola de vivisección
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| Cuando las alas de la muerte vengan batiendo rápido a través de los pasillos de estos mártires
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| Sigo viviendo con mi conciencia todavía celebrando el arte
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| Hasta que llegue al último encierro en The Home of Exiled Hearts
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| El Rey y la Reina de la Risa: no les queda ningún lugar a donde ir
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| Y reproducirán su capítulo final aquí en la radio del corredor de la muerte
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| Donde con los ángeles de la ciudad como las estrellas culpables se queman
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| Mis samuráis duermen ligeros en Tinseltown tonite
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| En el viento todavía escucho voces como los antiguos camaradas llaman
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| ¿Dios, en gracia, aparta su rostro cuando cae otro ángel?
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| Puedo escuchar sus voces más claras en el último toque final
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| Fueron muchos los que se regocijaron al ver caer un gorrión diminuto
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| Cómo se acumulan los pecados de todos sus padres contra los hijos
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| Llamados pero nunca elegidos, para ser sus elegidos
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| Y el viento llora voces
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| Llenan mis velas tatuadas
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| Tal vez Dios en gracia está llorando por la injusticia que prevalece
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| Y aparta la cara con sufrimiento por esos trenes negros en los rieles
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| Tal vez en este momento se está burlando de mis pretensiones y representaciones.
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| En cuarenta días y cuarenta noches de cuentos |