| Todo empezó con los ojos cerrados
|
| Y un sentimiento en mis tripas diciéndome
|
| Necesito mantenerlos cerrados todo el tiempo
|
| Porque si se abrieran, aunque sea por un segundo, y vi tus labios
|
| Me succionarían como agujeros negros cuando doblan la luz
|
| Y fue entonces cuando me di cuenta de que no eras mi mundo
|
| eras mi universo
|
| A veces, cuando miro hacia arriba, veo estrellas
|
| Que atraviesan el cielo y se desvanecen rápidamente en la nada
|
| Y rezo para que no seas tan fugaz
|
| Porque cuando estamos acostados en las carreteras, tengo la misma sensación
|
| Esa gravedad simplemente se apagará y caeré sin cesar
|
| En algo mucho más grande que yo
|
| Y me pregunto si eso es lo que se siente al morir y
|
| Si alguna vez entenderé a Dios en mi vida
|
| Porque quiero ver a Dios
|
| quiero saber como se siente dios
|
| Pero con el peso de la Biblia, romperé las costillas de Adán
|
| Y repite, mi querida Eva, no tomas después de esto
|
| No fuiste hecho a la imagen de un hombre
|
| Pero si ese es el caso, ¿por qué te sientes tan perdido?
|
| ¿En el espacio vacío que no es su mano?
|
| ¿Por qué espero, preguntándome cuánto tiempo te llevará admitirlo?
|
| Prefiero mantener la boca cerrada
|
| Entonces empieza a decir lo que no puedo terminar
|
| Bebé, tengo límites
|
| tengo limites
|
| Estoy cantando 'la la la' en habitaciones vacías que llevan sonidos como cuevas huecas
|
| 'La la la' solo para demostrar que no eres el único que puede ocupar un prestado
|
| espacio
|
| 'La la la' por cada barco que zarpó, pero fue arrastrado
|
| Estoy cantando 'la la la' con la esperanza desesperada de que cuando se recupere,
|
| Escucho el cambio de octava
|
| Entonces, si pudiéramos fingir
|
| Que tu voz existe dentro de este vacío interior
|
| Entonces santa mierda, santa mierda, santa mierda si hablas
|
| El insomnio podría aflojar su sano control sobre mi garganta
|
| Y podría comenzar a perdonarte por admitir el engaño.
|
| En lugar de aprender a odiarte por cada minuto que no
|
| Porque me siento aquí, preguntándome si algo de lo que dijiste era verdad
|
| Y quien fue el que te enseño a hablar balas
|
| Sin considerar la herida de salida
|
| Dime quien
|
| Porque todavía recuerdo la primera vez que me llamaste sin nada que decir
|
| Esa mañana eras más que mi amigo
|
| Y ambos notamos que algo había cambiado.
|
| Condujiste hasta la casa de tus padres
|
| Y hablamos de todo
|
| Hablamos de lo mucho que apestaba
|
| Pero no importa qué, teníamos que permanecer
|
| Ninguna cosa
|
| Y en ese silencio ensordecedor
|
| Te pregunté si todavía podía llamarte mi copo de nieve
|
| y dijiste bien
|
| dijiste bien
|
| dijiste bien |