| Echemos una mano para ese joven vaquero
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| Y desearle mejor suerte la próxima vez.
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| Y espero que lo veamos en Fargo
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| O en algún lugar más adelante en la línea
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| Esta vez seguro dibujó uno malo
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| Uno que nadie podría montar
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| Pero por la forma en que se puso el sombrero
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| Sabías que estaría allí para la pelea
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| Y es la clásica contradicción
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| La aflicción inevitable
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| Bueno, no se necesita mucho para predecir hijo
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| La forma en que siempre va
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| Un día ella dirá que te ama
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| Y la próxima estará cansada de ti
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| Y el empujón siempre vendrá a empujarte
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| En ese rodeo de medianoche
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| Casi llega al timbre
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| De alguna manera se rindió al final
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| Puso una mano alrededor de la otra
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| Y deja que el hombre de la camioneta entre
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| Y era su última oportunidad de montarlo
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| Y ahora tendrá que seguir adelante
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| Pero él sabe en su mente que
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| No se ausentará por mucho tiempo.
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| Y es la clásica contradicción
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| Es la aflicción inevitable
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| No se necesita mucho para predecir hijo
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| La forma en que siempre va
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| Porque un día ella dirá que te ama
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| Y la próxima estará cansada de ti
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| Y el empujón siempre vendrá a empujarte
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| En ese rodeo de medianoche
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| Así que echemos una mano a ese joven vaquero
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| Y desearle mejor suerte la próxima vez.
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| Y espero que lo veamos en Fargo
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| O en algún lugar más adelante en la línea |