| bajé al bar del viejo joe
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| En la esquina de la plaza
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| Las bebidas se servían como de costumbre.
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| Y la misma multitud de siempre estaba allí
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| A mi izquierda estaba Joe MacKennedy
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| Sus ojos estaban inyectados de sangre
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| Su codo en la barra se volvió hacia mí
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| Y estas son las palabras que dijo
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| Bajé a St. James Infirmary
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| ahí vi a mi bebe
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| Estirado en una mesa larga y blanca
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| Tan dulce, tan frío, tan justo
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| Suéltala, déjala ir, Dios la bendiga
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| Dondequiera que ella pueda estar
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| Ella puede buscar en este ancho mundo
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| Ella nunca encontrará a otro hombre como yo
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| Cuando muera, entiérrame en mis zapatos de piernas rectas
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| abrigo box back y sombrero stetson
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| Pon una pieza de oro de veinte dólares en la cadena de mi reloj
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| Entonces los chicos sabrán que morí de pie
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| Había dieciséis caballos negros como el carbón
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| Cuando el látigo del cochero chasqueó
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| Hay dieciséis millas hasta el cementerio
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| Pero mi bebé nunca volverá
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| Bueno, ahora has escuchado mi triste historia
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| Chico, dame otro trago de esa bebida
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| Y si alguien te preguntara
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| Tengo el St. James Infirmary Blues
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| Bajé a St. James Infirmary
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| ahí vi a mi bebe
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| Estirado en una mesa larga y blanca
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| Tan dulce, tan frío, tan justo
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| Suéltala, déjala ir, Dios la bendiga
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| Dondequiera que ella pueda estar
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| Ella puede buscar en este ancho mundo
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| Ella nunca encontrará a otro hombre como yo |