| Harry Truman nació para tocar el piano | 
| Eso es todo en lo que siempre pensó. | 
| Desde la primera vez que tocó esas teclas de marfil | 
| Nunca tuvo una sola duda | 
| Comenzó a jugar para todos los parientes | 
| Luego en honky tonks y bares | 
| Ni una sola vez entretuvo el pensamiento | 
| De tocar una tonta guitarra de seis cuerdas | 
| Era un perro pianista que se fue, caso cerrado | 
| Mientras se dirigía a los conciertos que tocaba | 
| Encontró las carreteras en mal estado | 
| No estoy hablando de Missouri per se | 
| Pero las calles no eran tan buenas | 
| Dijo «Mi nombre es Harry, Harry Truman» | 
| Dales un infierno Harry dales un infierno | 
| Cuando las luces se encendieron, tocaron la campana de la libertad | 
| De Missouri a la Casa Blanca | 
| Hay una cosa que Harry sabía | 
| Si no aprendes a ordeñar una vaca | 
| Nunca te lo pedirán | 
| Porque la mente de Harry era aguda y ágil. | 
| Esos ciudadanos estaban de enhorabuena | 
| Ató la vieja Kimble vertical de su familia | 
| Arriba en la cama de su camión del condado | 
| Y todos los días en su hora de almuerzo | 
| Todo ese verano | 
| Estacionaría su ruck al lado del lago | 
| Y toca un popurrí de canciones populares | 
| El hombre seguro que sabía cómo unirlos también | 
| Es gracioso, esos caminos que construyó Harry | 
| Lo llevó a la Casa Blanca | 
| Bajo el buen viejo FDR | 
| Su piano ahora atrajo multitudes de clase alta | 
| Y estaba fumando cigarros de 50 centavos | 
| En algún lugar de Nuevo México | 
| Estaban construyendo bombas atómicas. | 
| Pero, ¿cómo demonios iba a saber Harry | 
| Qué demonios está pasando | 
| Mira, lo habían dejado en la oscuridad sobre muchas cosas | 
| Hasta ese fatídico día | 
| Cuando Harry y el resto de la nación se | 
| La noticia de que el presidente había fallecido | 
| Y en un instante la música se detuvo y el peso | 
| Del mundo cayó sobre sus hombros | 
| Lo enviaron a través del océano a una cumbre | 
| Con Churchill y Stalin también | 
| Posaron para fotos junto a la parrilla bar-b-que | 
| Luego entraron por estofado. | 
| El viejo gruñón Churchill pronto se llenó de dudas | 
| Sobre todas las demandas de Stalin | 
| Todo en lo que Harry parecía pensar | 
| ¿Fueron las diminutas manos de Stalin | 
| No podría ser un gran pianista, eso es seguro | 
| Dales un infierno Harry... | 
| Bueno, viajó de par en par y viajó lejos | 
| Y cuando todo estuvo dicho y hecho | 
| Regresó a casa y abrió un piano bar | 
| Y lo llamó «El hijo favorito de Jefferson» | 
| Dejar de afeitarse, dejarse crecer el pelo más allá de los hombros. | 
| Y llevaba un chaleco de John Lennon con flecos | 
| Recibí comentarios sarcásticos de algunos de los ancianos locales. | 
| Pero fue amado por todos los demás | 
| Luego, cada diciembre, a medida que avanzaba el tiempo | 
| Se pondría un traje de terciopelo rojo | 
| Y toca su popurrí de canciones navideñas | 
| A un saludo de 21 cañonazos | 
| Dales un infierno Harry Truman, dales un infierno... |