| Aquí las mujeres son tan rubicundas que solo es horror,
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| Y todos se ven iguales, y no brillan con sus mentes.
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| Cariño, ¿estás muy molesta? |
| No soy nada.
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| O tal vez esto sea un sueño y, además, no profético.
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| Los hombres son muy parecidos a las aves de rapiña,
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| Y los frac se ajustan a lo largo de sus colas.
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| Pienso, mirando sus expresiones faciales,
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| Es hora de que tú y yo, bebé, tengamos un perro.
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| Y del que todavía estás enamorado
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| Vuela con todas las velas para aferrarse al rebaño.
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| Olvídate de ella, vamos a volar contigo,
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| También soy guapo y muy inspirado.
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| Mira, querido bebé,
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| Nuestro patio está abandonado, viejo,
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| Y la gente es tan pequeña
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| Desde aquí, desde los tejados inclinados.
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| Olvida, querido bebé,
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| Bueno, ¿quieres organizar unas vacaciones?
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| Vamos a burlarnos de ellos un poco
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| ¡Desde aquí, desde los tejados inclinados!
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| No hay nada que hacer aquí, querida, como nosotros,
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| Tú y yo hemos usado suéteres en los codos,
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| Y nuestro negocio contigo es componer acordes,
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| Y cantad: los sordomudos nos oirán.
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| Aquí ya está todo decidido para los siglos venideros,
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| Lancemos una ficha sobre el mapa mundial.
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| Y, si no es solo hielo eterno, -
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| Démonos prisa, y al diablo con eso, Baby, ponte una pechera.
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| Y del que todavía estás enamorado
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| Piensa por ti mismo, bueno, ella tiene la culpa,
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| Lo que es tan bonito y, además, emplumado,
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| ¿Y que sigues enamorado de ella?
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| Olvida, nena, olvida
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| ella es un ave hermosa
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| Y se jacta mucho de ello,
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| ¡Pero estamos en camino!
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| Mira, querido bebé,
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| Nuestro patio está abandonado, viejo,
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| Y la gente es tan pequeña
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| Desde aquí, desde los tejados inclinados. |