| Gusano a través de la marca
|
| De Ezequiel y Marcos
|
| A través de los capítulos de Honorius
|
| Gilles, como en trance
|
| Arruinó las páginas y bailó
|
| Cortejando algo vanamente glorioso
|
| Caminó la noche más grave
|
| Esa coyuntura final decrépita
|
| De fatalidad y negatividad
|
| Apestando a muerte
|
| Y la penumbra de la luz estigia
|
| Cuando de repente, ¡el susurro más tenue!
|
| Una cortina abierta en una vista pintada
|
| Los rayos de luna entraron en su sueño...
|
| Balsámico y anatema
|
| Balsámico y anatema
|
| Prelati llena de estrellas
|
| Estrellas mágicas y extáticas
|
| Que brilló, ninguna debacle buscó apagar
|
| Su feroz omnipresencia
|
| Silbado en el cielo, evanescente
|
| Él estaba allí para frustrar la quema de su Fausto
|
| Las puertas fueron prised, los caballos fantasmas
|
| Resoplado, inquieto por irse
|
| Con los ojos encantados sobre la puerta, gritó:
|
| '¡Ven conmigo ahora! |
| '
|
| Gilles se resistió, el pensamiento de la vida
|
| Acusado y perseguido
|
| Y anulado por la morbilidad
|
| entristeció su aliento
|
| Para aquellos destinados a su cuchillo.
|
| Entonces, de repente, la sensación más extraña
|
| Uno que dejó a los ángeles tambaleándose
|
| La expiación se deslizó en medio de él
|
| Balsámico y anatema
|
| Balsámico y anatema
|
| Prelati, llena de estrellas
|
| Este secuestrador de su corazón
|
| Le prometió horizontes libres de dolor
|
| Pero todos los grandes diseños
|
| Cantos mágicos y vinos de medianoche
|
| En el mundo de los sueños no podía esperar desviar su objetivo
|
| Se quedaría y enfrentaría a sus asesinos.
|
| Cardenales y jugadores de la corte
|
| Mientras que Prelati ahora debe huir antes
|
| El amanecer puro y azul…
|
| Las puertas eran anchas, los caballos fantasmas
|
| Resoplado, inquieto por irse
|
| Con ojos de encantamiento sobre la puerta
|
| Una vez más lloró
|
| '¡Ven conmigo ahora! |
| '
|
| Prelati llena de estrellas
|
| Intenté sacarlo del baile.
|
| Invocando a su Barron para realizar
|
| Pero cuando el demonio se elevó
|
| En dulces milagros de prosa
|
| Y propaganda, vino una tormenta bíblica adecuada
|
| Relámpago: sonriendo, congelado
|
| En este sitio de asesinato de cuervos
|
| Y de las cenizas esparcidas salió una sílfide
|
| La doncella Juana de Arco
|
| Se deslizó más hermoso y oscuro
|
| Un paraíso, una cuna libre de inmundicias
|
| Ella era casta más allá de todas las gracias
|
| El rostro de la fe iluminado
|
| Más precioso que el hechizo de Prelati
|
| Una diosa en un sueño…
|
| Y temblando en su brazo
|
| Sus ojos mil salmos de oro
|
| Que brillaba como en la noche de Navidad
|
| Él lloró como Halloween
|
| Sostuvo la escena, el brillo conmovedor
|
| De paz y gran serenidad
|
| Cerca de su corazón, su beso de despedida
|
| Se durmió para despertar liberado en dicha |