| «Todos los espejos conducen a mi palacio
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| Mi templo del placer exótico
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| Donde mi corte es a la vez amable e insaciable
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| Puro y obsceno
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| Porque donde bombea el verdadero corazón de la vida
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| Allí también se filtra la corrupción
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| Y de este mi nuevo Edén de belladonas, negro
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| Beleño, esfinges
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| Opio y rosas destetadas de lágrimas y sangre
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| Se levantará como la lujuria
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| Y la sombra de mi oscura consorte se extenderá
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| Él mismo sobre la faz del mundo...
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| ...Y el Infierno vendrá con Él"
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| Parte del jardín, su oscuro edén
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| Alimentado con sangre por frondas envenenadas
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| Mi corazón se endureció en su estación húmeda
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| Pisando lodo en su lodazal de desaliento
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| pero solo ahora
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| Un camino se encuentra justo delante de mí
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| El laberinto está arado a la mitad con odio
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| Y su cultivo está goteando rojo
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| Más allá de la hora undécima
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| Su belleza y poder bruto.
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| Crece más fuerte por el día
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| Y con cada rosa que desflora
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| Cuanto más tiempo permanezcan sus dolores de locura
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| En su agarre sobre hojas trituradas
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| Una vez que nuestras yemas de los dedos hubieron cavado y agarrado
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| Ella me susurró cosas terribles
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| Ella quería la guerra con Dios
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| El desvalido mostrando dientes afilados
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| Con sus ejércitos levantados del sufrimiento
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| Para ascender en alas de color negro azabache
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| Ella rompería extremidades sagradas
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| En los bastidores de su caza de brujas
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| Y aplastar a la iglesia bajo su talón
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| El Papa en homenaje a su coño
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| Un caballo oscuro que obliga a tener pesadillas
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| Para exprimir a los sumisos secos
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| Una señora vampiro batterfang
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| Con rayas viciosas de una milla de ancho
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| Más allá de la hora undécima
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| Su beso se ha vuelto desdeñoso.
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| Su mirada tiene un ligero desprecio.
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| En cambio, esos ojos se queman en el premio
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| De destinos que le gusta mucho tentar
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| En su agarre sobre hojas trituradas
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| Jadeando desde los picos conquistados de la pasión
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| Ella me susurró cosas terribles
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| Ella quería la guerra con Dios
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| El desvalido mostrando dientes afilados
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| Con sus ejércitos levantados del sufrimiento
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| Para ascender en alas de color negro azabache
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| Ella derribaría torres poderosas
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| Luego criarlos de nuevo
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| Órdenes falsificadas a sus deseos
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| La undécima hora casi a través de
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| Lilith, el abismo, las nieblas deslizantes
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| Que hacen que todas las almas se extravíen
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| Cómo resistir esos regalos seductores
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| ¿En la orilla de sus caminos impíos?
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| Ella llama mi nombre tan suavemente
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| De profundos bancos de niebla perfumada
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| Casi me pierdo antes de que empiece
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| Pero mi espíritu guarda su silencio
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| Mientras me desvío por el lago
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| Un vistazo a los secretos del harén
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| Ahora su cortina de terciopelo se parte
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| Ella es deslumbrante como la luna
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| El viento se apaga. |
| escuchar a escondidas
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| Mientras me inclino ante su trono
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| Y ella baja a saludarme
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| Como la perra real a la que ha crecido
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| «Acércate, ¿qué tienes que decir?
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| ¿El gato negro te comió la lengua?
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| «No soy tu esclavo
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| Ni eres mi salvador»
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| «Pero Isaac, yo soy el único…»
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| Sostengo esos ojos fríos y engañosos
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| Su mirada una vez hipnótica
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| Y jura amor eterno. |
| entonces aléjate
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| Trueno hierve detrás de mí
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| La muerte ajusta su máscara favorita
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| Otro amante asfixiado por su oscuridad sanguinaria
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| Apretado en el jardín, aquí escuchaste
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| Esta historia fanfarroneó a través de
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| Le pedí perdón, juré mi palabra
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| Anotaría sus dulces como tú
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| solo por ahora
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| La verdad yace boca abajo ante mí
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| No podría dejarla aunque irrumpiera.
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| Los cielos como fueron prometidos
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| Más allá de la hora undécima
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| Lilith, el abismo. |
| las nieblas deslizantes
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| Vendrá por ti esta víspera
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| Brillante la cúspide de su cita persistente
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| Antes de que esos besos fatales sangren
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| Más allá de la hora undécima
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| Ella hará de ti un juguete
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| Poca diversión para su cama.
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| Y cuando la carne desnuda se olvida de cantar
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| Ella tomará tu maldita alma en su lugar
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| La medianoche golpea, las velas chisporrotean
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| Murmurando sus hechizos apestosos
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| Resuelvo sus lenguas, mi corazón palpita
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| Estas palabras que hablo son puertas al infierno |