| Un voyeur en liga con el gran ladrón de la noche
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| En un derrocamiento de la luz tejida
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| Se deslizó para robar las oraciones
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| Ella susurró al aire con fina deliberación
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| Líbrame de los lobos
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| Arañando más allá de mi puerta
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| Sácame de los demonios
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| Que empiezan a roer mis dedos
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| Siguiendo su corazón
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| Y cada latido que hablaba
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| La besé levantada, desnuda
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| Garganta blanca suave
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| Garganta blanca suave
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| Incienso encendido a los pies de la perfección
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| Nunca se ha quemado tan enfermizamente dulce
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| Como la fragancia de su aliento
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| Cuando sus labios encontraron la muerte con tanta imaginación
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| Llévame a la luna
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| El adusto tañido de las campanas
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| asustarme con su bendición
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| De inviernos amargos cementerios
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| Tragando su miedo
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| Viré debajo de su abrigo
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| De carne blanca blanda sobre
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| Garganta blanca suave
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| Crepuscular, la lujuria en ella
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| Fue supernova
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| Prendiendo mapas en llamas
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| Antes de que sus venas se enfriaran
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| Y musculoso, la estocada final
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| En ella se derramó
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| cubriendo su espalda
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| Vi a un ángel levantarla
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| Coma
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| me caí a los ojos
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| De un pasado bestial que una vez
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| Enseñando el duelo a través de alumnos hastiados
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| Ahora brillaba como un cristal celestial en el infierno
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| En el infierno
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| Y empapado en el resplandor de su regalo de despedida
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| Nunca allí yacía, con curvas como ventisqueros
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| Una belleza tan congelada en la dicha
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| Desplomado para calentar a los muertos con una ovación de pie
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| Líbrame de los lobos
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| Arañando más allá de mi puerta
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| Sácame de los demonios
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| Que empiezan a roer mis dedos
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| Siguiendo su corazón
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| Y cada latido que hablaba
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| La besé levantada, desnuda
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| Garganta blanca suave
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| Garganta blanca suave
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| Crepuscular, la lujuria en ella
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| Fue supernova
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| Prendiendo mapas en llamas
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| Antes de que sus venas se enfriaran
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| Y musculoso, la estocada final
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| En ella se derramó
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| Sofocando sus grietas
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| yo era el diablo en su hombro
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| Querido Señor, lloro, antes de morir
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| Concédeme el sabor del amor
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| Una última vez para no esconderme
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| Cuando serafín me llame desde arriba
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| Y si el remordimiento no detuviera mi curso
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| De la deuda, las direcciones lloraron
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| No te pediré más mi Señor
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| salvo que mi alma en el infierno sea guardada |