| El mundo era su claustro, La abadesa Duboir
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| En el convento en la Feria de Todos los Santos
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| Una perla en una ostra brillaba como una estrella
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| Aumentando sus oraciones de Sisterhoods
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| Su canto tocó ángeles y derritió
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| sus corazones
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| Sus coros inspiraron la búsqueda
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| Por el Santo Grial perdido, las Artes Benedictinas
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| Y lo mejor de la Iglesia Católica
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| Pero si una cosa
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| Una cosita preciosa
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| oscurecería esta fachada
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| Habría tales consecuencias
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| Como la noche Hermana Victoria
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| Entró desde el frío helado
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| No se encenderían velas en la misa vespertina
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| Los días pasaban sin un suspiro
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| Pero el anochecer vino lleno de pavor
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| Intangible, el aire estaba lleno
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| De la pasión por los viajes y el derramamiento de sangre que se aproxima
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| En verdad, la abadesa con sus piadosos caprichos
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| Disfruté el dolor de las chicas nuevas
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| Prueba para los demás de que las zarzas del pecado
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| Enredado todo el mundo en el nombre de Satanás
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| Victoria Varco, una vez heredera
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| A un estado noble orgulloso
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| Quedó embarazada por su imprudencia
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| Quien luego cayó en desgracia a un destino violento
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| Tal fue su crimen en tiempos oportunos
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| Y la vergüenza de mancillar su nombre
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| Su hijo fue quemado, ella fue arrastrada a estas paredes
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| Por una vida en cadenas obedientes
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| pero no una cosa
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| Una cosita preciosa
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| oscurecería esta fachada
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| Como la noche Hermana Victoria
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| Despertó gritando en su habitación
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| Pasó una semana en espiral desde el cielo
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| Y mientras las estaciones resollaban y suspiraban
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| Sus sueños se hicieron más perversos
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| Por ninguna buena razón ella encontraría
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| Una mujer seductora desnuda excepto por joyas y versos
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| Cuando sus párpados se cerraron, en una orilla iluminada por la luna
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| Esta embriagadora belleza aparecería
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| La sinfonía más dulce compuesta
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| Esos labios abatidos se levantaron
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| Para susurrar secretos sucios en su oído
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| Secretos clandestinos
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| Un sueño dentro de un sueño
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| Ella se encuentra esta ninfa
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| Frente a una duna del desierto
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| Y debajo de la luna creciente
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| Encima de un extraño oscuro
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| Ah, el chorro de su semilla dentro de ella desencadena el paraíso
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| Ella monta a la bestia hasta que tiemblen los cielos
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| Forzando el eclipse, su amante lame su sangre que gotea sobre la arena.
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| Y casi fuera de control
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| Se ensamblan parcelas gruesas
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| Por algún lugar de los muros del convento
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| Un tesoro templario descansa
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| Olvidado a los vestíbulos
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| Como placeres de la carne
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| Entonces, a cambio de carreras nocturnas
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| Lenguas pasadas y silbidos de sabiduría
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| Ella prometió ayudar en la caza.
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| Para una antigua cadena de oro mal |