| Mírame a los ojos, soy el verdugo
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| Deja tus esperanzas más allá
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| No hay redención para el engañador
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| Este es el altar, arrodíllate ante él
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| Sobre tu cabeza cuelga el espejo
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| Espectro de engaño, verdad despiadada
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| Hacia tu cuello corre la hoja ávida
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| Sabores carne impía se desliza a través de ti, corte
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| Purifica el alma que crees en ello
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| Satisfacer la lujuria de los hombres para verte morir
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| Dales todo lo que quieren
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| Celebra su deseo de verte sufrir como tú los hiciste sufrir
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| Ruégales que te perdonen aunque te arrepientas
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| Tus culpas cometidas, tus insolentes mentiras
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| Caer ante las personas que has oprimido en tu vida
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| Sirvientes mantenidos en un estado mental completamente traicionado
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| Catarsis en el odio, sufre por tus «pecados» mortales en este limbo mundano
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| La clemencia se ha ido para los opresores, navaja purificadora, tu redención
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| Rey, gobierna en este nuevo reinado
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| Rey, domina a la multitud otra vez
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| Majestad una vez más, orden sin vergüenza
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| Pero ellos no obedecen, levantando la cabeza
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| ya no te sirven
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| Lo que la hoja espera es mi comando
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| Escucha lo que grita la multitud
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| Sin compasión por el opresor
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| Este es el altar, postraos ante ellos
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| Cortar la cabeza noble
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| Corta, haz que la sangre azul se derrame
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| Como premio su cabeza
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| Corte, para los hombres |