| En el aire como una fecha límite
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| Se avecina una igualdad increíblemente dulce
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| Hay un aire fino y limpio (1)
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| Y no hay absolutamente ningún rastro de veneno. |
| (1)
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| Pero lo que está pasando en el fondo de tus pulmones e intestinos es lo que es.
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| cuenta |
| Es algo que te ponen y te come de a poco...
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| como un cancer
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| Inventaron un enemigo mucho más brillante, que no se ve, un enemigo secreto
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| y consciente que viene a tu encuentro
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| Inventaron el cáncer
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| Y te dejan libre
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| Con esta cosa dentro
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| Con ese millón de moléculas
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| que ya no te obedece
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| que trabajan por su cuenta
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| que proliferan silenciosamente
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| Y nunca los veremos
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| Esas moléculas locas y cancerosas
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| Ni siquiera sabremos que existieron.
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| Esas células codiciosas, insaciables y enormes
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| Voraci hambriento de nosotros nos comerá como gusanos
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| y tu vives
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| quieres vivir
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| dudando
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| Bajo un cielo tibio
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| Con los valores de un hombre
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| Que ya no es un hombre
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| Pero su colapso
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| No puedes morir todavía
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| Con una mueca en su rostro
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| Con una ira inútil
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| Con este terror
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| Y sin un propósito específico
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| No puedes morir todavía
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| Mientras te inquietas inerte
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| Aférrate a la última acción
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| que aún puedes hacer
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| No tienes que fallar a la muerte
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| Es difícil vivir con los asesinos adentro
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| Tal vez sea más fácil vivir con los asesinos afuera, visibles, reconocibles,
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| que os disparan desde las calles, desde las catedrales, desde las ventanas de
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| cuarteles, palacios reales, balcones con la tricolor
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| Asesinos que de alguna manera puedes combatir, sabes lo que hacen, los ves y antes
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| o entonces pueden ser asesinados
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| Viejos asesinos trasnochados, sinvergüenzas que nunca han podido cambiar
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| nadie, para cambiarlo desde dentro. |
| Predecible y esquemático también en el
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| maldad, como las bestias rubias, como las bestias negras que te pueden llevar
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| libertad, nunca tus ideas, como esos ejemplos ingenuos y patéticos que
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| todavía existen hoy, pero no cuentan, son una diversión, un hecho del folclore,
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| una mazurca
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| Pero el asesino interior es como una inyección, no puedes detenerlo y no perdona.
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| nadie, nadie escapa a la fecha límite
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| es dificil vivir
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| Con los asesinos adentro
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| Tan pronto como los inyectó
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| se vuelven contra ti
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| Mártires, mártires sin cruz
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| Inválidos, inválidos de la paz
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| Mártires dentro y fuera de las casas
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| Mártires rebeldes, o ciento ochenta mil liras al mes
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| Desesperado, enfermo, enojado de todos modos
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| Cabreado hasta el último glóbulo rojo
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| Controlado y espiado adecuadamente por el ataque del tumor
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| mártires libres
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| Con esta cosa dentro
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| Con ese millón de moléculas
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| que ya no te obedece
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| que trabajan por su cuenta
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| que proliferan silenciosamente
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| Y nunca los veremos
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| Esas moléculas locas y cancerosas
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| Ni siquiera sabremos si existieron.
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| Esas células codiciosas, insaciables y enormes
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| Vor nosotros y hambrientos de nosotros nos comerán como gusanos
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| y ama
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| siguen naciendo
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| Suavemente
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| como consuelo
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| Entre una mujer y un hombre
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| Que ya no es un hombre
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| Pero una infección
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| No puedes morir todavía
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| Con una mueca en su rostro
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| Con una ira inútil dentro, con este terror
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| Y sin un propósito específico
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| No puedes morir todavía
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| Mientras te inquietas inerte
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| Aférrate a la última acción que aún puedes hacer
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| No tienes que fallar a la muerte |