| Cuando lo ves en las caras de los demás
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| Cuando los observas en su aplastamiento
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| En una sala o bar con un refresco campari
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| Tan adicto a la dulce violencia de la moda
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| Cuando lo ves en los demás y te sientes diferente
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| Y crees que no estas sumergido
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| Todavía no es el momento de sufrir
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| Puedes reírte de ellos, necesitas entender
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| Son gente chata, blanda, cansada...
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| Pero cuando lo ves también
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| en tu camisa
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| en zapatillas de tenis
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| Unos vaqueros azules de catorce onzas
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| Sobre cómo hablas, qué cantas, cómo te vistes
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| Sobre tus necesidades, tus elecciones, tus gustos
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| Entonces tú también te sientes dócil y débil.
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| Entonces te gustas un poco menos y no sabes por qué
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| Y ni siquiera puedes encontrar suficiente desapego
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| Para reírme de ti... para reírme de ti
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| Cuando lo ves en las caras de los demás
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| Cuando los observas en su aplastamiento
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| Las mismas actitudes, la misma ironía
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| Y sus chistes un poco como una trattoria
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| Y las manos cuidadas, las camisas blancas y limpias...
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| Pero cuando lo ves también
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| en tu camisa
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| en zapatillas de tenis
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| Unos vaqueros azules de catorce onzas
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| En esa chaqueta americana que compré
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| Con poco dinero en el mercado de pulgas
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| Entonces tu extravagancia llega al asco
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| Entonces cada gesto que haces se convierte en una moda
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| Ni siquiera puedes tener suficiente conciencia
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| Para llorar por nosotros... para llorar por nosotros
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| De nosotros tan rebeldes, tan devotos
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| De nosotros tan locos, tan masificados
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| De nosotros tan lejos, tan indefensos
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| Con el pelo ligeramente largo
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| Y nuestras barbas ocupadas
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| De nuestra absurda falta de rigor
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| De una dulzura sorda que no nos hace reaccionar
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| De nosotros que no sabemos lo que es
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| nuestra enfermedad
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| Y tal vez no hemos gemido todavía
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| Pero el miedo comienza a subir desde los intestinos
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| como vomitar
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| Somos tan vitales, tan destruidos
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| Somos tan creativos, tan adictos
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| Nos aferramos a un gesto que parece quebrarse
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| Con la ilusión y el pretexto de volver a elegir
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| Somos tan originales y pulposos
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| Creamos saltando libres como piojos
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| Con nuestros pésimos gustos acumulados
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| Entre la cabeza y los ojos
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| Ahora estás sujeto a una fuerza.
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| que es desconocido para ti
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| Ahora eres libre y un esclavo
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| Por ahora estás involucrado
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| Y de repente empiezas a sospechar
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| que en toda la vida
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| nunca elegiste
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| nunca elegiste
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| nunca elegiste
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| Cuando lo ves también
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| en tu camisa
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| en zapatillas de tenis
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| Unos vaqueros azules de catorce onzas... |