| De vuelta en la escuela primaria
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| Cuarto grado, creo que fue
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| Tenía este amigo, Ethan
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| Durante la hora del almuerzo
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| Solíamos ir a la Calle Octava
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| Para pizza y rosquillas de mermelada
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| A veces tenemos un Julius naranja
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| En lugar de una dona
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| A veces tenemos las donas
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| Pero en vez de comerlos
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| Los sacaríamos a la calle
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| Y esperar a que los coches pasen por encima de ellos.
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| Pero lo más divertido que tuvimos fue
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| Después de comer, sentarse en un escalón
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| Intercambio de fantasías sexuales
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| A veces involucraban a uno de nuestros compañeros de clase.
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| A veces, era una estrella de cine
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| Y a veces, era nuestro maestro
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| De quien ambos sospechábamos que estaba reprimido sexualmente
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| A veces decía que mis historias eran reales
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| Como la historia del payaso de cuero.
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| Tenía el pelo negro corto y puntiagudo.
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| Senos pequeños pero perfectamente formados.
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| Y siempre estaba equipado con el mismo atuendo
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| falda de cuero, medias de red
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| Zapatos flexibles, una nariz grande y roja
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| Un par de pulseras de cuero con púas.
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| Una gran sonrisa roja pintada en
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| Y un cuerno grande y brillante
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| Que ella tocaba la bocina y tocaba la bocina durante el sexo
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| Hasta que tuvo un orgasmo
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| Cada vez que el circo vendría a la ciudad
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| Le diría a Ethan todo tipo de cosas pervertidas.
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| Historias de dominación de payasos
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| Involucrando al payaso de cuero
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| como el tiempo
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| Me obligó a tener sexo con ella.
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| en el cochecito
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| o el tiempo
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| Ella siguió rociándome
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| Con la botella de agua mineral
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| Hasta que obedecí todas sus órdenes
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| Ethan y yo
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| Nos reímos y nos reímos de estos cuentos
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| Pero me di cuenta, en el fondo
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| Se preguntaba si el payaso de cuero
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| Fue realmente real o no
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| Y lo dejaría preguntarse |