| Volviendo al consuelo
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| Tan dulce como madreselva en la lengua
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| El sonido del silencio bendice mis oídos
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| Envolvente como la tierra
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| algún día me acostaré
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| Metrópolis es mala para marchitar el alma
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| Concreto rugiente y acero
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| te lava en sangre
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| Así que déjate señalar y reír.
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| Provincial no es tan malo
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| Llévame de vuelta a donde pertenezco
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| Para oxidarse en los ríos
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| No codicio la vida de ningún hombre
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| Conozco muy bien mi lugar
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| El paraíso de un hombre
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| Es el infierno de otro hombre
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| A cada cual lo suyo
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| Hace generaciones hice mío este lugar
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| Las raíces son profundas y fuertes.
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| Llévalos donde quiera que vaya
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| Nunca quise tu aprobación
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| Nunca quise tu aceptación
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| Nunca quise ser nada más que yo
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| Nunca quise estar en ningún otro lugar excepto aquí
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| Llévame a casa hacia el sureste
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| Para hablar en defensa de nuestro buen nombre
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| Ponme a descansar con mis parientes
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| En la tierra del país de Dios
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| Arremete contra cualquiera que te manche de odio
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| No deifiques a nadie, nunca te arrastres avergonzado
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| El pasado grita injusticia en el viento nocturno del sur
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| Látigos, esposas, cadenas, balas de mosquete
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| Una historia oscura nunca olvidada, solo quedan conceptos erróneos
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| Hablar en defensa de nuestro buen nombre
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| La sangre de los parientes otorga la absolución
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| Me uniré a ellos lo suficientemente pronto.
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| En la tierra del país de Dios
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| Hablar en defensa de nuestro buen nombre
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| La sangre de los parientes otorga la absolución
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| Me uniré a ellos lo suficientemente pronto.
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| En la tierra del país de Dios
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| Nunca quise tu aceptación
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| Nunca quise tu aprobación
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| Nunca quise ser nada más que yo
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| Nunca quise estar en ningún lado excepto aquí |