| Flores rosas en los árboles de Mimosa
|
| Cigarras bailando suave y dulce
|
| Sudor en su cuello en el calor del verano
|
| Besando a la hija del predicador
|
| Faros parpadeando en sus ojos
|
| La sombra de un rostro que reconocieron
|
| Un solo disparo partió la noche
|
| Pasos en agua fangosa
|
| Y salió el sol como el día anterior
|
| Y sus sábanas no habían sido rechazadas
|
| Y el niño apareció río abajo en las rocas
|
| Dos millas fuera de la ciudad
|
| Ella salía de la iglesia con un vestido blanco
|
| La última vez que alguien la vio
|
| Oh, ¿qué ha sido de la hija del predicador?
|
| Mujer tuerta con sus cartas del tarot
|
| Dijo que no va a volver pero que no se ha ido muy lejos
|
| El diablo es mentiroso y conduce un coche
|
| En algún lugar del condado de Catahoula
|
| Luego salió el sol como el día anterior
|
| Y sus sábanas no habían sido rechazadas
|
| Y los perros de búsqueda ladraron el día que pusieron
|
| Su primer amor en el suelo
|
| Las rodillas del predicador se doblaron por el calor
|
| Así que el diácono se hizo cargo
|
| Y dijo «Oremos por la hija del predicador»
|
| Luces azules parpadeando en la orilla del río
|
| Contuvieron la respiración mientras arrastraban las cadenas
|
| Todos los corazones se hundieron cuando su hermoso rostro
|
| Salió del agua
|
| A través de su cabello enredado podían ver
|
| le faltaba un pendiente
|
| Encontré al otro en el asiento trasero del auto
|
| Del diácono que no pudo tenerla
|
| Y salió el sol como el día anterior
|
| Y sus sábanas no habían sido rechazadas
|
| Cuando pusieron las esposas en las muñecas del diácono
|
| Podías escucharlo por toda la ciudad
|
| Y los titulares dicen "Justicia por fin
|
| Arriba Del Agua Lodosa…
|
| La Resurrección de la Hija del Predicador» |