| Velas negras ardiendo lentamente, colmillos blancos y ojos centelleantes.
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| El viento del infierno y los encantamientos invocan fuego vivo,
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| Las fuerzas más oscuras y la orden negra de tu demonio, rey negro
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| El culto que sirve a los vivos, acepta esta ofrenda
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| Velas negras ardiendo lentamente, colmillos blancos y ojos centelleantes.
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| El viento del infierno y los encantamientos invocan fuego vivo,
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| Mientras los siete pasos avanzan, escucha el gran sonido de la campana
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| Con los huesos de un hombre muerto evocar, el enemigo del alma
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| De la miseria y la tristeza, de los mares fundidos del infierno
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| Amor místico y símbolos místicos en sueños malvados allí habitan
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| Las fuerzas más oscuras y la orden negra de tu demonio, rey negro
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| El culto que sirve a los vivos, acepta esta ofrenda
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| Una bebida mortal, una comida de corazones, ahora sacrifica y muere
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| En la oscuridad y la destrucción, he aquí el mal de ojo
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| y el látigo del demonio
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| Los ejércitos de los dioses del infierno cabalgan a través del plano atral
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| Llevando maldiciones de destrucción, jurado más allá de la tumba
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| Hijos de la oscuridad, todos nacidos pero para engañar
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| Por el antiguo código del mal, no concedas un indulto
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| En el lugar donde mora el mal, la muerte puede vivir cuando toda vida muere
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| Hacer la guerra eterna en el cielo Odio inmortal debajo del cielo
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| Tu escritura y tus sermones, son hojas llevadas por el viento
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| Para sanar al impenitente se necesita un pecado mayor
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| Vientos de la noche, el olvido mira mi oscuro deseo
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| Sal, parece que es fuego vivo
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| Siente el látigo del demonio
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| Los ejércitos de los dioses del infierno cabalgan a través del plano atral
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| Llevando maldiciones de destrucción, jurado más allá de la tumba
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| Hijos de la oscuridad, todos nacidos pero para engañar
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| Por el antiguo código del mal, no concedas un indulto
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| En el lugar donde mora el mal, la muerte puede vivir cuando toda vida muere
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| Hacer la guerra eterna en el cielo Odio inmortal debajo del cielo
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| Tu escritura y tus sermones, son hojas llevadas por el viento
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| Para sanar al impenitente se necesita un pecado mayor
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| Siente el látigo del demonio |