| Descendiendo a través de abismos fúngicos negros y cavernosos
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| En busca de un reino abandonado una vez perdido
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| Maldad furtiva, que acecha en las sombras
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| Bioluminosidad delineando sus formas descomunales
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| levantándose del barranco ahora ante él; |
| las raíces de Ankath-Shol
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| El bastión de Yeth-Shuul; |
| cazador de almas mortales
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| La vida es fugaz, la muerte es vital y esencial para su ciclo.
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| Todo es finito, pero no definitivo, el dolor es placer, el miedo es primordial
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| Amor y odio; |
| paralizando, impulsando conflictos y dividiendo
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| En el éxtasis de su espiral, lucha constante por la supervivencia
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| Perdido en el laberinto de su patio de recreo de sed de sangre
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| Acosado por los cazadores justo fuera de la vista
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| Subida de adrenalina, empujándolo más fuerte
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| Consumido por la paranoia, en un intento por escapar de la noche
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| De un agujero de golondrina negro como el vacío
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| Los zarcillos empapados de sangre alcanzan
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| Revelando unas fauces abiertas llenas de innumerables dientes de hierro
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| Masa interminable de horror retorcido, rezumante y pútrido
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| Llenando el aire, denso y opresivo
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| Drenado de vitalidad cae de rodillas
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| Ahora a merced de la bestia
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| No quedan preguntas, no quedan misterios
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| Se siente más vivo cuando se enfrenta a la muerte.
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| El terror se manifiesta impregnando su carne
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| Nunca volver a sentir lo mismo
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| De esta pesadilla se vuelve y corre
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| Más rápido de lo que nunca ha hecho
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| Saltando más lejos, caminando más fuerte
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| Lo que no lo mata lo hace fuerte |