| Entra joven, conozco tu cara
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| No es nada a tu favor
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| Un poco de tiempo te daré
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| Seis meses de trabajos forzados
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| Con mi cadera, sigue el día, conmigo cadera, sigue el día
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| Me hip, fol el día, fol el digee, oh
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| A las seis en punto entra el tornillo
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| Un manojo de llaves todo en su mano
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| Intensifiquen mis muchachos, intensifiquen en el tiempo
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| Y pisar el volante hasta la hora del desayuno
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| Con mi cadera, sigue el día, conmigo cadera, sigue el día
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| Me hip, fol el día, fol el digee, oh
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| Y a las ocho entra el hábil
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| A veces es grueso y a veces es delgado.
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| Y nunca una palabra nos atrevemos a decir todos
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| O es pan y agua todo el día siguiente
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| Con mi cadera, sigue el día, conmigo cadera, sigue el día
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| Me hip, fol el día, fol el digee, oh
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| A las ocho y media suena el timbre
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| Y a los chicos de la capilla debemos columpiarnos
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| Abajo en nuestras rodillas dobladas caemos
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| El Señor tenga misericordia de todos nosotros
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| Con mi cadera, sigue el día, conmigo cadera, sigue el día
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| Me hip, fol el día, fol el digee, oh
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| Y a las nueve suena el tintineo
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| Y todos en la trampa chicos debemos saltar
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| Intensifiquen mis muchachos, intensifiquen en el tiempo
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| La rueda es para pisar y el maíz para moler
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| Con mi cadera, sigue el día, conmigo cadera, sigue el día
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| Me hip, fol el día, fol el digee, oh
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| Ahora que ha llegado el sábado, lamento decirte
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| Porque el domingo es el día del hambre
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| Nuestras botas de clavos y nuestras tazas de hojalata también
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| No están lustrados y no servirán
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| Con mi cadera, sigue el día, conmigo cadera, sigue el día
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| Me hip, fol el día, fol el digee, oh
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| Cuando seis largos meses se han ido y pasado
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| Entonces volveré a mi hermosa, hermosa muchacha
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| Dejaré las llaves en mano atrás
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| La rueda para pisar y el maíz para moler |