| Otra milla en este viejo camino, otra hora, otro respiro
|
| Las mil muertes que morimos en vida, rodando la roca colina arriba
|
| Las arenas movedizas del destino, cubriendo lo que esperábamos ser
|
| Afuera debe haber algo, afuera debe haber alguien
|
| Alcanzaremos la cima de nuestro anhelo algún día
|
| Algo debe estar ahí afuera, alguien debe estar ahí afuera
|
| Pero ya no creemos en los cuentos de hadas
|
| Nos encontramos dentro de una habitación, en cada extremo una puerta invisible
|
| Entre ambas puertas un espacio creciente
|
| Dentro de este espacio temblamos con el vacío
|
| Afuera debe haber algo, afuera debe haber alguien
|
| Llegaremos a la cumbre con nuestra roca algún día.
|
| Algo debe estar ahí afuera, alguien debe estar ahí afuera
|
| Pero ya no creemos en nosotros mismos
|
| No encontramos nada por ahí, no, no encontramos nada por ahí
|
| Y vimos nuestra roca rodar hacia abajo de nuevo
|
| No dejamos nada por ahí, no dejamos nada por ahí
|
| Solo un modelo amarillento de lo que anhelamos ser
|
| Afuera debe haber algo, afuera debe haber alguien
|
| Alcanzaremos la cima de nuestro anhelo algún día
|
| Algo debe estar ahí afuera, alguien debe estar ahí afuera
|
| Pero ya no creemos en nosotros mismos
|
| Viejo corazón mío, frío corazón mío
|
| ¿Cuánto tiempo hace que no vemos el sol?
|
| Subimos una colina con pasos fatigosos, sobre nuestros cansados hombros un peso
|
| A medida que el mundo se enfriaba, nos encontramos paralizados y congelados por nuestros miedos.
|
| En cada hora de vigilia esperábamos encontrar, en cualquier tipo de luz dorada
|
| Una sensación de cambio
|
| Y tantas palabras, tantos rostros, barridos en huracanes de nuestra vista
|
| Nuestras manos están escribiendo signos incognoscibles en arenas inmortales, solo somos nosotros, solo nosotros.
|
| Hay que imaginar, imaginar a este hombre, hay que imaginar a este hombre
|
| Feliz… |