| Si todas las estrellas del mundo se cayeran en algún momento
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| Toda una serie de estrellas, de polvo blanco descargado del cielo
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| Pero el cielo sin sus ojos ya no brillaría
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| Si todas las personas del mundo sin razón alguna
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| Levantó la cabeza y voló
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| Sin su desorden, ese ruido doloroso
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| La tierra, pobre corazón, dejaría de latir
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| Siempre echo de menos el elástico para sujetar mi ropa interior.
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| Para que la braguita en el momento más bonito, me baje
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| Como un sueño terminado, tal vez un sueño importante
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| Un amigo traicionado, yo también he sido traicionado, pero ya no me importa
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| Entre la oscuridad del cielo, las cabezas calvas blancas
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| Nuestras palabras se cansan, ya no nos entendemos
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| Pero quiero hablar, escuchar
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| Seguir siendo un burro, portarse mal, y luego no volver a hacerlo.
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| Ay felicidad
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| ¿En qué tren de la noche viajarás?
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| Yo se, que vas a pasar
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| Pero como siempre con prisa nunca paras
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| Se trataría de nadar, tomándolo con calma.
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| Déjate llevar por dos grandes ojos
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| tal vez azul
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| Y tener que liberarlos
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| Cruzando un mar medieval, luchando contra un dragón bizco
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| Pero dragones, baby, ya no hay
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| Tal vez por eso los sueños son tan pálidos y blancos
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| Y rebotan cansados entre las antenas de lectura de los distintos televisores
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| Y vuelven a casa traídos por elegantes caballeros
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| Deja de hablar, todos aplaudiendo, no queremos más
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| Pero si este mundo es un mundo de cartón
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| Entonces nada sería suficiente para ser feliz
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| Tal vez una canción, o quién sabe
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| De lo contrario, valdría la pena intentar cerrar los ojos.
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| Pero luego, cuando cierras los ojos, quién sabe qué será
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| Ay felicidad
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| ¿En qué tren de la noche viajarás?
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| Yo se, que vas a pasar
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| Pero como siempre con prisa nunca paras |