| No podían entender por qué lloraba el conductor.
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| Mientras enterraban al muchacho del arriero
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| El arriero siempre había parecido tan duro
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| A los hombres a su servicio
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| Un caballo desbocado, el estribo perdido
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| Y el chico del arriero estaba muerto
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| Una pala de tierra, una palabra murmurada
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| Y es volver al camino por delante
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| Y olvídate del chico del arriero
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| Y no podían entender por qué el arriero cortó
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| Un mechón del cabello del niño muerto
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| Y lo puso en la banda de su viejo sombrero maltratado
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| Mientras lo miraban parado allí
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| Y les dijo: «Tomad el ganado en
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| Me sentaré con el chico un rato. |
| «Un pensamiento silencioso, una pipa para fumar
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| Y es andar otra milla
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| Y olvídate del chico del arriero
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| Olvídate del chico del arriero
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| Y no pudieron entender por qué el conductor y el niño
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| Estaba acampado tan lejos
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| Para el hombre blanco alto y el chico negro delgado
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| Nunca tuve mucho que decir
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| Y el niño se habría ido al romper el alba
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| Sigue a los caballos, continúa
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| Mientras el arriero despertaba a los hombres dormidos
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| Luz del día, sal a la carretera otra vez
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| Y sigue al chico del arriero
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| Sigue al chico del arriero
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| En el pub Camowheel hablaron sobre
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| La muerte del hijo del arriero
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| Bebieron su ron con el extraño
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| Quién había venido del Kimberley Run Fitzroy
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| Y contó de la masacre en el oeste
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| Detalles mínimos, adivina el resto
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| Dispara a los dólares, toma una ginebra, córtate el pelo
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| Domarla, llamarla un niño, el niño del conductor
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| Llámala niño, el niño del arriero
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| Así que cuando construyan el salón de la fama de ese ganadero
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| Y hablan del juego de conducción
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| Recuerda a la chica que era compañera de cama y murió
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| Cabalgó con el conductor, uno al lado del otro
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| Miró los bueyes, desolló la piel
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| Esposa fiel pero nunca novia
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| Crió a sus hijos para el ganado
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| No llores por el chico del arriero
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| No te lamentes por el hijo del arriero:
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| Pero no te olvides del boyero |