| Vivíamos sobre los bancos más allá
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| Donde esas altas grullas tocan el cielo
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| Abajo al lado de la pared del astillero
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| Donde yacen esas casas adosadas
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| Y creo que vivíamos en el número cuatro
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| ¿O era el número seis?
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| Fue hace mucho, mucho tiempo
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| no recuerdo cual
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| Vivíamos sobre los bancos más allá
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| Allí
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| Jugamos a la etiqueta en la punta de allá
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| Cuando el vigilante estaba fuera
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| Arriba y abajo solíamos correr
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| Cien veces al día
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| Cuando sonaron las sirenas del astillero
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| Nos perseguiríamos a casa
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| Pero eso fue hace bastante tiempo
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| Unos treinta años más o menos
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| Vivíamos sobre los bancos más allá
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| Allí
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| Bueno, estoy en la estación ahora
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| Esperando el tren de la tarde
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| Preguntándome si por alguna pequeña casualidad
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| Podría pasar por aquí de nuevo
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| Aunque dejé el pueblo donde nací
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| En el fondo lo sé
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| Un poco se quedará conmigo
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| No importa donde vaya
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| Porque vivíamos más allá de los bancos
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| Allí
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| Y nací a la sombra de un hermoso campo limpio
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| Donde el toque de la bocina del carguero
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| Fue el primer sonido que llegó a mis oídos
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| En la mañana en que nací
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| Me acosté y escuché los sonidos del astillero
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| Saliendo de la gran incógnita
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| Y fue cantado para dormir por la lengua materna
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| Eso iba a ser mío
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| Pero antes de que cumpliera un año
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| Escuché el grito de la sirena
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| Como una ciudad observada en la noche oscurecida
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| Un rayo de luz de búsqueda errante
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| Y luego por fin me desperté y me levanté a mi primer día de paz
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| Cuando supe que la batalla por mantenerse con vida
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| nunca iba a cesar
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| Me senté y escuché a mi padre decir
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| De los días que una vez conoció
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| Cuando sudabas por un mísero salario
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| O te unirías a la fila de la parroquia
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| A medida que los tiempos se hacían más difíciles día a día
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| A lo largo de la orilla del río
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| Muchas veces escuché a mi madre decir
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| Fueron las lágrimas las que hicieron el clima
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| Ahora me he sentado en la escuela tres nueve a cuatro
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| He soñado con el mundo exterior
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| Donde el remachador y el platero miran
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| Sus barcos se deslizan hacia el clibe
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| He cumplido mi tiempo detrás de las puertas del astillero
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| Y a veces lloro mi suerte
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| Pero si algún hombre trata de molestarme
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| Lucho como mi padre luchó
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| Vivíamos sobre los bancos más allá
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| Allí |