Fue hace cien años que el mundo fue atravesado por la guerra.
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El enemigo nos mandó caparazón por caparazón, la fortaleza tomó la pelea.
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El rugido del hierro, lenguas de fuego - un huracán caliente
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Perdimos la cuenta de las noches y los días, retorciéndose en el suelo por las heridas
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La fortaleza al amanecer estaba envuelta en gas: un enemigo mortal sin rostro,
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Haciéndonos aullar de dolor, quemándonos los ojos.
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Jadeando nos levantamos, escupiendo sangre pulmonar,
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Rompiendo las reglas de la guerra, en la hora del ataque de los muertos.
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Coro:
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¡Resistiremos hasta el final, no tenemos dónde retirarnos!
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¡La luz y la paz en el cielo nos pueden esperar!
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¡Resistiremos hasta el final, no tenemos dónde retirarnos!
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¡La luz y la paz en el cielo nos pueden esperar!
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Sesenta soldados atormentados en bayoneta de cuerpo entero,
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Sin órdenes ni mandatos, solo odio e ira.
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Le escupen sangre a la cara al enemigo, nos guió el diablo o Dios.
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¡El enemigo huyó de nosotros, de los muertos a la muerte, más allá de su umbral!
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Coro:
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¡Resistiremos hasta el final, no tenemos dónde retirarnos!
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¡La luz y la paz en el cielo nos pueden esperar!
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¡Resistiremos hasta el final, no tenemos dónde retirarnos!
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¡La luz y la paz en el cielo nos pueden esperar!
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Los amaneceres nos enterraron, y los atardeceres nos enterraron,
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Los amaneceres nos enterraron...
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Los amaneceres nos enterraron, y los atardeceres nos enterraron,
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Los amaneceres nos enterraron...
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Coro:
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Nos mantendremos firmes hasta el final, no tenemos dónde retirarnos,
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La luz y la paz en el cielo nos pueden esperar.
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Nos mantendremos firmes hasta el final, no tenemos dónde retirarnos,
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¡La luz y la paz en el cielo nos pueden esperar! |