| ¿Lo intentarías?
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| ¿Podrías comprar una bebida nueva para el viejo borracho?
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| No es delito renunciar a la miseria con una botella
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| Entraste en la ciudad sin hacer ruido
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| Y te resbalaste y golpeaste tu cara contra la multitud
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| Mientras intentabas olvidar todas las palabras que se dijeron
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| Para negar todas las cosas que guardas en tu cabeza
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| Cuando llegaste eras nuevo pero hoy eres mucho mayor
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| Te gastaste así que fuiste a acostumbrarte a la esquina
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| Donde te patearon como un payaso de rodeo
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| Y resonó por toda la ciudad que te estaban golpeando
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| Y cuando se corrió la voz de que te gustaba cómo dolía
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| De repente fuiste motivo de una lamentable cura
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| Las horas pasan medio olvidadas
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| La noche se vuelve negra porque está podrida
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| Y nos deslizamos hasta el fondo
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| Nuestras lenguas hechas de algodón
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| Sello de ojos cerrado en un sueño
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| Hasta que escuchemos a alguien murmurar
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| ¿Podrías prescindir del vaso?
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| Una nueva bebida, una nueva para el viejo borracho
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| Ahora desperdicias todos tus días en la oscuridad de la esquina
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| Sin luz sin gracia donde esperas la matanza
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| Donde te escupen en la cara a medida que las horas se hacen tarde
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| Y se ríen mientras mienten y luego sellan tu destino
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| Y te estremeces mientras te das un atracón para olvidar cómo odias
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| Toda la perdición en la lamentable habitación que creas
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| Las horas pasan medio olvidadas
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| La noche se vuelve negra porque está podrida
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| Y nos deslizamos hasta el fondo
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| Nuestras lenguas hechas de algodón
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| Ojos sellados cerrados en un sueño
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| Hasta que escuchemos a alguien murmurar
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| ¿Podrías prescindir del vaso?
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| Una nueva bebida para el viejo borracho |