| El otoño ha llegado, las hojas se han ido, el cielo está en llamas
|
| Un rojo carmesí está cepillando la luz más brillante del valle
|
| Recuerdo mis noviembres, antiguos ritos a través de la niebla
|
| Una melancolía mágica envolvió todas las llanuras
|
| Un manifiesto de vientos, las fuerzas de la tierra
|
| La oscuridad colocó la cortina contra el poderoso roble
|
| Figuras encapuchadas en las sombras frente a braseros en llamas
|
| Mis ojos de infancia han sido testigos del renacimiento ritual
|
| Una brisa del mar vino como gritos misteriosos
|
| Los druidas cantan una extraña canción de cuna
|
| Las chispas de las llamas alcanzan las estrellas en el cielo
|
| ¿Estamos listos para morir?
|
| Perdóname padre por todo lo que he pecado
|
| Por todas las veces que traté de ser un seguidor dentro
|
| Perdóname madre, dulce tierra donde he vivido
|
| La belleza que he cubierto, la pureza de tu familia
|
| Todos saludamos la reunión de la luna en su sexto día
|
| Vuelve fértil a todo estéril como nuestra madre
|
| Con hoces de oro levantamos los ojos al cielo y rezamos
|
| Cura todo veneno y cuida a todos nuestros hermanos
|
| Ven a bailar con nosotros las danzas de la bruja
|
| Soñé la voz del druida blanco susurrando las palabras
|
| El muérdago, la hoz, las grandes encinas de Valonia
|
| A partir de ese día mi conocimiento se abrió a un nuevo picor
|
| Una brisa del mar vino como gritos misteriosos
|
| Los druidas cantan una extraña canción de cuna
|
| Las chispas de las llamas alcanzan las estrellas en el cielo
|
| ¿Estamos listos para morir?
|
| Perdóname padre por todo lo que he pecado
|
| Por todas las veces que traté de ser un seguidor dentro
|
| Perdóname madre, dulce tierra donde he vivido
|
| La belleza que he cubierto, la pureza de tu familia |