| Esta postal te dice dónde hemos estado
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| Y sueños sucios de hombres piadosos
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| que despiertan con miedo pero vuelven a dormir
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| Con lo que han hecho, con lo que han hecho, con todo lo que han hecho
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| Algún profeta murió pero lo escribió
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| Nuestra campana de serpiente está en el suelo
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| Y todas las damas cantando fuerte
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| «Aleluya», «aleluya», «aleluya»
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| Los pájaros del prado han encontrado los huesos de los hombres justos
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| Como ropa andrajosa, como piedras preciosas
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| Y cayó como el mal al final, en ayuda de ellos
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| Esos hombres malvados, esos hombres perfectos
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| Algún nudillo roto por enfermedad
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| Que sacó a un predicador de sus rodillas
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| Un susurro insensible a través de los árboles
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| Golpes «paciencia chico», «más paciencia chico», «más paciencia chico»
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| Y mira a sus hijos junto a la llama
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| Los que diste el nombre de tu padre
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| Cuya maldad y su amor permanecieron
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| Dentro de ti chico, dentro de ti chico, dentro de ti chico
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| Los pájaros del prado han encontrado los huesos de los hombres justos
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| Como ropa andrajosa, como piedras preciosas
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| Y cayó como el mal al final, en ayuda de ellos
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| Esos hombres malvados, esos hombres perfectos
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| Cantaremos una canción que nunca hemos escuchado
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| Formado a partir de pequeñas palabras abandonadas
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| Y todo el tiempo que esto ocurre
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| Los amaremos a todos, los amaremos a todos, los amaremos a todos
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| Y por la belleza que hemos perdido
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| El tiempo medido para amarlo costó
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| A pesar de nuestros sentimientos por la cruz
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| Los amamos a todos, los amamos a todos, los amamos a todos |