| Y nadie vio ir el feriante Y las semanas pasaron volando Hasta que se trasladaron al espectáculo
|
| Dejando atrás su caravana
|
| Estaba estacionado en la cresta sureste
|
| Y mientras la compañía cruzaba el puente
|
| Con la primera lluvia llenando el lecho del río completamente seco
|
| Brillaba, así, sobre el borde
|
| Lejos, lejos, estamos tristes, dijeron
|
| Perro-niño, atlas, medio hombre, los geeks, los jornaleros
|
| No hubo uno entre ellos que no echara un ojo detrás
|
| Con la esperanza de que el feriante volviera con los de su especie
|
| Y el feriante tenía un caballo, todo piel y hueso
|
| Un jamelgo arqueado, al que llamó Sorrow
|
| Cómo se entierra en una tumba poco profunda
|
| En el prado entonces reseco
|
| Y los enanos se dieron a la tarea de cavar la zanja
|
| Y poniendo el cadáver de la jaca en el suelo
|
| Y el jefe Bellini, agitando su pistola humeante
|
| diciendo que el nag es carne muerta
|
| No podemos darnos el lujo de llevar un peso muerto
|
| Toda la compañía de pie
|
| Sin hacer un sonido
|
| Y volviéndose hacia los enanos posados en la puerta del recinto
|
| El jefe dice que entierre este trozo de cebo para cuervos
|
| Y entonces vino la lluvia
|
| Todo el mundo corriendo por sus carros
|
| Atar todas las solapas de lona hacia abajo
|
| Los gatos sarnosos merodeando en sus jaulas
|
| La niña-pájaro aleteando y graznando
|
| Todo el valle apestando a bestia mojada
|
| Bestia mojada y heno podrido
|
| Creación monstruosa y bruta
|
| Embalado y en camino
|
| Los tres enanos mirando desde la parte trasera de su carro.
|
| Moisés le dice a Noé Deberíamos cavar profundo uno
|
| Sus rostros canosos como lunas agonizantes
|
| Todavía sucio por la excavación realizada
|
| Y cuando la compañía pasó del valle
|
| En un terreno más alto
|
| La lluvia golpeaba en la cresta y en el prado
|
| Y en el montículo
|
| Hasta que no quedó nada, nada en absoluto
|
| Excepto el cuerpo de Dolor
|
| Que se levantó en el tiempo
|
| Para flotar sobre la superficie del suelo comido
|
| Y un asesinato de cuervos dio vueltas alrededor
|
| Primero uno, luego los otros aleteando negramente hacia abajo
|
| Y la furgoneta del feriante todavía estaba sentada en el borde
|
| Inclinándose lentamente mientras el suelo firme se convertía en lodo
|
| Y la lluvia martillaba
|
| Y nadie vio ir el feriante. Yo digo que es divertido cómo van las cosas. |