| Soñé con Jimi Hendrix
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| Regresó por un día
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| nació llorando de un huevo
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| dijo la comadrona
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| Y de inmediato comenzó a orar
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| con la cabeza levantada
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| se pasaba las primeras horas
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| Comunión con las estrellas de la mañana
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| Y luego vino a mi casa
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| Donde probó mi guitarra
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| Era joven, negro y hermoso.
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| Ojos grandes, piel perfecta y
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| Tocó mi guitarra como una tormenta eléctrica
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| Como plumas girando en el viento
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| Él podría hacer que suene como el fin del mundo
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| Un fuego, el movimiento de un cuchillo
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| Podía exprimirlo lento y magistral
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| Como la mano que trajo el mundo a la vida
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| Juntos paseamos en jardines esculpidos
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| Pasó la tarde somnolienta
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| Las criadas se lanzaban de un lado a otro
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| De una ventana salió una melodía de violín
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| Ángeles, vestidos como enfermeras jugando con naipes
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| Los saqueadores surgidos de las prisiones llenaron el patio
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| Un sol amarillo colgó bajo y amaneció
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| Y mientras se sumergía
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| Jimi se enderezó, sonrió
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| Y sacudió sus caderas de terciopelo
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| Llamándose a sí mismo King Electric
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| Por la noche se volvió loco
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| Jugado en una docena de escenarios
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| En los clubes de Nueva York—
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| Ilumina la ciudad de punta a punta
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| Lo conectó, lo encendió
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| Bufanda, enjoyada, de piernas largas, con extremidades de serpiente
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| Atlético, motivado, peligroso
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| Hizo temblar todo Manhattan
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| Y cada calle y acera tiemblan
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| Su stratocaster hizo que el poderoso Empire State
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| vibrar
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| Su barra vibratoria hizo que los punks se sorprendieran.
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| Hackensack y Yonkers
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| Criado en velocidad, metal y rap
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| Para entrar en trance y levitar
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| Jugó Purple Haze y Pyramid
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| Voodoo Child y Sin-E
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| Arriba desde los cielos y libre de tormentas
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| En la cabaña Wah-Wah del Rey Tut
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| Hizo un minuto cuarenta y dos
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| Ascenso cósmico en choques futuros
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| Estandarte estrellado
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| En la parte trasera de cbgb's
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| Detuvo todos los relojes en el estado de Nueva York
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| Y cada corazón que lo escuchó
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| Y el tiempo mismo fue golpeado y confundido
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| Y cayó como un cordero bajo el hechizo de sus fabulosos dedos resplandecientes
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| Tocó un bis en el Bitter End
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| Un pequeño ala conmovedora
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| Hasta los camareros lloraron
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| Y luego nos caímos afuera
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| Y en el amanecer polvoriento de la calle Bleeker
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| Cayó una dulce lluvia
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| y jimi murio |