| Así que ahora, déjame contarte sobre esta chica mía
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| Corazón como todos los sueños de los hombres en los días del 49
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| Me vuelvo hueco, no me más trago, rápido solo ella rompe
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| Pero la distancia la mantiene en millas o metros, ¿qué diferencia hay?
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| Porque aquí vienen de nuevo a recuperar mis sueños
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| Niño, no juegues a ti mismo, las cosas nunca son lo que parecen
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| Un puente, un río, una pálida astilla de luna, la ciudad brilla tan brillante
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| Pero para mi desesperación, vuelvo donde duermen todas las noches
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| Pero la chica que amo está oh, tan, oh, tan lejos
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| Y me pregunto si ella puede escucharme mientras paso mi día
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| Oh, ahora el mar embravecido ella lame sobre mi puerta
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| Redondearé mil cuernos solo para ahogarme en su orilla
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| Rosas rojas sangre bajan por Moisés, oh, velas ondulantes
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| Aquellos tan débiles de voluntad, tripas llenas de mar, tíralos por los rieles
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| Muchachos, aflojen el foque y canten una canción abundante
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| Hemos estado a la deriva, a la deriva, durante demasiado tiempo
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| No me importa, estoy tan desnudo en la proa
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| Piel de cuero con costras y desgastada, ¿quién es el más muerto ahora?
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| Pero la chica que amo está oh, tan, oh, tan lejos
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| Y me pregunto, ¿puede ella oírme mientras paso mi día?
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| Es tan largo, señora ángel, supongo, me despediré
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| Pero sí creo que estoy envejeciendo ante tus ojos
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| Lávate en su costa, ni un centavo a mi nombre
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| Vendí mi, vendí mi, vendí mi reloj de oro y cadena
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| Suficiente para contratar una banda de liras para hacerme marchar en mi camino
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| A través de colinas y valles, calles y callejones hasta sus puertas abiertas
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| Pero la chica que amo está oh, tan, oh, tan lejos
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| Y me pregunto, ¿puede ella oírme mientras paso mi día?
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| Es tan largo, señora ángel, supongo, me despediré
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| Pero sí creo que estoy envejeciendo ante tus ojos
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| Canto del gallo en la mañana, lo escuché fuerte y claro
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| Le pidió matrimonio, ella respondió con una lágrima
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| Chico, tienes mi corazón y sé que siempre lo tendrás
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| Pero eso no es suficiente para abrazarme porque el amor no paga las cuentas
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| Me alejé avergonzado por todos mis días en vano
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| Supongo que seguiré adelante, nadie te ama hasta que te hayas ido
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| Que el río sea mi guía, que el desierto sea mi novia
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| Hasta que mi corazón se vuelva de acero, hasta que ya no sienta
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| Pero la chica que amo está oh, tan, oh, tan lejos
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| Y me pregunto, ¿puede ella oírme mientras paso mi día?
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| Es tan largo, señora ángel, supongo, me despediré
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| Pero sí creo que estoy envejeciendo ante tus ojos |