| Es un hombre de compañía, tu mano derecha, 13 años y contando.
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| Sin ambición detectable, un modelo de eficiencia, por lo que puedes ver.
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| Conoce todas las lagunas, el arte de la letra pequeña, masajea los números hasta que
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| encajar.
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| Y cada vez que le pides otro acto de desaparición, sonríe a medias como para
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| decir:
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| Lo que quieras, lo que quieras, lo que quieras está bien para mí.
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| Lo que quieras, lo que quieras, lo que quieras está bien para mí.
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| Nunca un momento real juntos, pero ella entiende: eres un hombre importante.
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| Otra tarde en la noche. |
| no sé si vuelves a casa o cuándo. |
| ella está sola otra vez.
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| Pero ella sigue curando tu museo doméstico. |
| ella desaparece en su lealtad.
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| Ella es un vestido con un rostro en la puerta, abriendo sus brazos para ti:
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| Lo que quieras, lo que quieras, lo que quieras está bien para mí.
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| Lo que quieras, lo que quieras, lo que quieras está bien para mí.
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| Nadie se atrevería a cuestionarte, oh no.
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| Nadie se atrevería a ponerse de pie.
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| Pero en la noche deja los papeles en una pequeña pila: evidencia de sus razones.
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| Y en la noche toma las cuentas principales y saca los archivos,
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| detallando cada traición.
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| Soy el último del que sospecharías que provocó el fuego, de provocar el fuego.
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| Pero cuando encienda su televisor mañana por la mañana, me escuchará decir en voz baja:
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| Lo que quieras, lo que quieras, lo que quieras está bien para mí.
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| Lo que quieras, lo que quieras, lo que quieras está bien para mí.
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| Oh, digas lo que digas, oh, digas lo que digas:
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| Haré lo que me pidas, haré lo que me pidas.
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| Ay lo que digas, ay lo que digas.
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| ¿Pero sabes quién está escuchando?
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| Oh, digas lo que digas, oh, digas lo que digas,
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| ¡Sabes que se acabó! |