| El viento caerá sobre la nieve humeante,
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| Y una mirada convertirá el agua en fuego.
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| ¿Dónde nos filtramos?
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| En los embudos de las capitales
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| y dispersar las manos cansadas
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| Sobre los edredones negros de las noches.
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| Pero, ¿qué podemos entender?
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| Pero que podemos decir
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| Sobre ciudades, sobre ciudades,
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| ¿Dónde humea el asfalto después de la lluvia?
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| Cerrando los ojos y cerrándolo,
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| Habiendo reducido una unidad de espacio a un segmento,
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| Abismos vacios de bocas
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| Que huele a tumba
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| Detrás de la valla falsa
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| Acrópolis de nuestros padres.
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| Pero, ¿qué podemos entender?
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| Pero que podemos decir
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| Sobre ciudades, sobre ciudades,
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| ¿Dónde humea el asfalto después de la lluvia?
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| Me vieron ayer bailando el paso
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| En una aguja caliente.
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| Fui asesinado a puñaladas en una redada en la región de Borneo
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| En una pelea de borrachos en un barco.
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| Soy la persona que recibió
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| Un cuenco saludable de manos del verdugo.
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| Solté una corriente eléctrica
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| Con una vuelta de una llave de acero
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| a las ciudades
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| Donde el asfalto echa humo después de la lluvia.
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| Donde esta la mirada, como una orden
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| Para empezar a moverse.
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| Y la navaja es un símbolo de fe.
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| Y el punto de partida del universo es
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| Sólo papel y una fórmula de letras.
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| Conocí a un anciano ayer -
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| Sabía cómo tragarse el fuego.
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| Sabía cómo predecir el destino.
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| pero el no sabia nada
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| pero el no sabia nada
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| Sobre ciudades, sobre ciudades, sobre ciudades,
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| Donde el asfalto echa humo después de la lluvia. |