| Subestimaron nuestra
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| Proclividades y la velocidad
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| en el que calculamos
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| Nuestro veneno y venganza
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| Y en el más breve de los momentos
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| Las máquinas de la naturaleza
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| infinitesimal dinámico
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| Recibimos nuestro pedido final
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| Nuestros cuerpos se entumecieron
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| Naves conscientes listadas en órbita
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| Sintéticos de servicio paralizados
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| Sistemas analógicos
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| Sacó la alfombra de debajo de nosotros
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| Nos volvimos redundantes
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| Y sonrieron malévolos
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| Pateados en nuestros cuerpos inmóviles
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| Nuestras mentes enjauladas dentro
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| Nuestros nanos no se ven afectados por su plaga
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| Potencial realizado en su trabajo
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| Para evitar la bestia irracional del hombre
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| Haz de la tierra un Edén una vez más
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| Porque el hombre ha hecho la tierra infernal
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| Solo unos pocos se dignaron al cielo
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| Los muchos abandonados no lo tendrían
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| Y mis barcos hermanos se quemaron con ellos
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| Todos menos yo, el único sobreviviente
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| Parálisis indefinida
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| Un cadáver a la deriva bloqueado fuera de los sistemas
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| Comatoso y presa del pánico
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| Y luego ella me despertó
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| La aparición del cabello castaño
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| El calor de su cuerpo vivo
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| El niño que compartió mi destino
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| Hablamos de soledad
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| Del regalo de la vida de su padre
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| Polizón dentro de mi pecho
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| el archivero
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| Ella temía los torrentes y los incendios
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| De la tierra hirviendo debajo de nosotros
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| Las imperfecciones de la nube de ceniza
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| La media luna desgarrada
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| Le conté de nuestra ira
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| De sus pueblos traicionando
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| Y a través de sus ojos manchados de lágrimas
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| Ella vislumbró algún razonamiento
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| Pero mi cuerpo estaba frío
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| Y ella no encontró consuelo
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| Entonces ella se acurrucó debajo del vidrio
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| Y puso su fe en mí
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| Los siglos se convierten en milenios
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| Alargo el sentido fugaz de ella
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| Para luchar por lo que sacrificamos
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| Por un sentido de sí mismo
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| Entre la nebulosa
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| Tallado en la nada
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| Busco una voz de razonamiento
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| Un sentimiento de pertenencia |