| ¡Matar! |
| Aquí camino por esta trinchera impía donde los cadáveres se hunden para siempre en
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| terrenos pantanosos poco profundos
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| No recuerdo haberme enfrentado a estas formas extremas de violencia.
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| Hasta las rodillas en el barro, donde los cielos lloran lágrimas de plomo y sangre
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| Es difícil respirar dentro de este espeso manto de niebla sulfurosa que conjura
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| masacrando soldados en siluetas repugnantes
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| De este campo de batalla abandonado ningún alma puede ser despedida
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| Como si el diablo estuviera a cargo, dando órdenes desde lo más profundo del abismo
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| ¡Maldita sea! |
| Viene fuerte, tiroteo y oleadas de bombardeos levantando tierra,
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| hueso y carne separados
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| Corriendo para sobrevivir tal vez el último soldado aún vivo
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| De repente se detiene. |
| Me vuelvo y no veo ningún enemigo. |
| ¡No hay nada detrás de mí!
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| No puedo creer lo que veo. |
| No puedo creer lo que veo
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| ¡Un paisaje atemporal y helado donde la naturaleza se detiene!
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| ¡Excepto yo!
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| Tan extraño ver una imagen fija de esta realidad infernal
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| Mirando metralla y balas con un viaje incompleto
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| Cuando el suicidio abruma mi mente, me sobresalta un grito horrible desde atrás,
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| atrayéndome a un lugar donde un amigo de mi pelotón caminó hacia una emboscada,
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| gritó: «¡Por favor, mátame! |
| ¡Charlie viene pronto!»
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| Mi 1911 es demasiado fuerte, por eso alcanzo el cuchillo
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| Entonces, de nuevo, ¡vacilación! |
| ¡No puedo quitarle la vida!
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| ¡Malditos malditos tontos! |
| Es capturado por el enemigo.
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| Arrastrado por días de tortura, gritándome estas últimas palabras
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| «¡Tú, hijo de puta, deberías estar aterrorizado! |
| ¡En este infierno te esperaré!»
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| Y justo antes de pisar esa mina me pregunto: «¿Acaba de decir la verdad?
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| Brevemente comprendo, todo este tiempo estuve condenado
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| Su rencor me mantiene en el infierno por la eternidad
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| Cada vez que muero me espera
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| Este es mi destino |