| Secuestrado por otro fenómeno de la sociedad
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| Dos cerditos son arrebatados por el lobo
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| En esta realidad fría como la piedra
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| Tentado por la serpiente disfrazada
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| Envenenado por dulces prohibidos
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| En un paraíso prometido
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| Construido sobre mentiras
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| son tomados
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| Sus manos atadas a sus espaldas
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| Sus bocas tapadas con cinta adhesiva
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| Se despiertan en una cámara de hormigón
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| Piedras en lugar de pan de jengibre
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| Dos moscas volaron en una telaraña de azúcar negro
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| Por la escoria de nuestra propia especie
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| Esta red traicionera ha sido hilada
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| Entumecidos por el miedo, esperan
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| Para que aparezca una araña agresiva y hambrienta
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| Demasiado tarde para huir
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| han sido engañados
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| Sin techo hecho de pastel
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| No hay paredes construidas de pan
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| Ni siquiera un atisbo de luz
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| está llegando al interior
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| ni del sol
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| ni de la luna
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| Porque no hay ventanas de azúcar clara
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| Construido en esta habitación triste
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| Pensamientos de leche, panqueques con melaza
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| Y cálidas camas cubiertas de seda
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| Se ha roto una deliciosa promesa
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| Y la intención detrás es de tipo malicioso
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| Esta no es una casa de cuento de hadas
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| Rodeado de flores de caramelo
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| En un jardín de chocolate de árboles de confitería
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| Esta es la residencia de un psicópata trastornado
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| Quien de verdad cree estar poseído
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| Por un oficio de brujería
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| Mata niños en nombre de una bruja
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| Una voz demoníaca lo obliga
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| Pasear como un payaso amistoso
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| Buscando en cada ciudad
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| Hasta que se encuentren nuevas víctimas.
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| La voz de la bruja
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| Escupe palabras venenosas en su cabeza
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| Solo se puede silenciar
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| Cuando los niños están muertos
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| Su fantasma se desliza
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| Como niebla negra por la chimenea en la noche
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| Solo él puede ver este parásito atormentador
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| Arrastrando a los niños del sótano
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| En una habitación equipada para el sacrificio ritual
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| Las paredes están manchadas con símbolos religiosos.
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| Para glorificar un paraíso infernal
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| Encierra a la niña en una jaula de hierro.
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| Para ser testigo de la muerte de su hermano menor
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| Ahora ella escuchará todos sus gritos
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| Hasta que exhala su último aliento
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| El asesino en serie encadena al niño al suelo
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| Tras el signo de la bruja
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| los niños gritan
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| "¡No más!"
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| «Cállate la boca
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| ahora le quitaré su pequeña y preciosa vida»
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| Susurrando rimas impías
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| Mientras sostiene un cuchillo con empuñadura negra
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| Y apuñala como un maníaco
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| Porque la bruja dio permiso
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| Para mutilar al niño más allá del reconocimiento |